Zapatero repudia "el truco" de Vic contra los 'sin papeles'
Aunque la inmigración no estaba incluida en el discurso inicial que José Luis Rodríguez Zapatero pronunció ayer en el Parlamento Europeo, el presidente español y semestral de la Unión Europea hizo una vehemente defensa de la misma en una Cámara en la que se sientan los partidos que alimentan el recelo y hasta la hostilidad hacia los extranjeros.
Y lo hizo dejando claro que no está dispuesto a tolerar que cunda el ejemplo de Vic (Barcelona), donde se quiere excluir a los inmigrantes irregulares del padrón municipal, privándoles del acceso a servicios públicos esenciales. "El Gobierno no va a consentir que se menoscaben los derechos inalienables de ninguna persona; que por un truco de un Ayuntamiento haya familias que se queden sin asistencia sanitaria o sin que sus hijos puedan acudir a la escuela", subrayó.
"No debería llamar la atención que defienda los derechos de los inmigrantes en esta casa", alegó Zapatero en la rueda de prensa con Jerzy Buzek, presidente de la Eurocámara, y junto al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso. "Si llama la atención, hay motivos para preocuparse", admitió. En este asunto quiso dejar claro que antes de predicar en Europa está dispuesto a poner orden en casa. Y ahí fue donde lanzó el mensaje contra las medidas de Vic.
Los mayores aplausos en la Eurocámara, procedentes de la izquierda, los cosechó su defensa de la igualdad entre hombres y mujeres y su respuesta al ultraderechista flamenco Frank Vanhecke, quien le instó a cerrar las fronteras de Europa y le acusó de promover la inmigración masiva. "Es rotundamente falso", contestó Zapatero. "Lo que soy es partidario de respetar masivamente los derechos humanos de todas las personas, vengan de donde vengan", sentenció.
Zapatero felicitó al presidente de la Eurocámara, el polaco Jerzy Buzek, por la "vitalidad" de la institución que dirige. No es para menos. Aunque sólo un tercio de los 736 escaños del hemiciclo estaban ocupados, más de medio centenar de eurodiputados pudieron interpelar al jefe del Gobierno, en una sesión de casi cuatro horas sin parangón en el Parlamento español.
El pacto con el PP en torno a la presidencia europea, que Zapatero calificó de "extremadamente positivo", se reflejó en las intervenciones de sus dos representantes, Jaime Mayor Oreja y Luis de Grandes. El primero se limitó a advertirle de que su gestión al frente de la UE no se juzgará "por el número de encuentros, ni por los discursos, sino por los resultados", y el segundo le recomendó "humildad".
Apenas un coscorrón comparado con la artillería gruesa de su correligionario alemán Werner Langen, quien reprochó a Zapatero que quiera liderar Europa con un 20% de paro en su país. "Primero hay que arreglar la propia casa", remachó el portavoz de los conservadores británicos, Timothy Kirkhope. Zapatero tampoco se anduvo por las ramas en la réplica. "Es verdad que en este momento España tiene una alta tasa de paro, como antes creó más empleo", le espetó al popular alemán, "pero si mañana aumentara en su país, gobernara quien gobernara, mi respuesta como líder europeísta sería de apoyo y solidaridad y no de recriminación, como ha hecho usted".
Izaskun Bilbao, del PNV, y Ramón Tremosa, de CiU, reclamaron el uso de las lenguas cooficiales españolas en la Eurocámara, pero el propio Buzek recordó que tampoco se emplean habitualmente en el Parlamento de Madrid. Por su parte, la británica Marta Andreasen amenazó con boicotear las subvenciones comunitarias a España si no se resuelve el problema de las viviendas expropiadas a sus compatriotas en aplicación de la Ley de Costas. A todos prometió Zapatero respuesta cuando vuelva en junio para hacer balance de la presidencia española.
En cambio, por tercera vez en pocas semanas, dejó patente su incomodidad ante la demanda de un periodista, quien le interpeló por la paradoja de promover un pacto social en Europa sin haberlo conseguido en España. "Me sorprende que me haga esa pregunta", le dijo. Como si las preguntas no pudieran ser imprevisibles e inoportunas.
Y lo hizo dejando claro que no está dispuesto a tolerar que cunda el ejemplo de Vic (Barcelona), donde se quiere excluir a los inmigrantes irregulares del padrón municipal, privándoles del acceso a servicios públicos esenciales. "El Gobierno no va a consentir que se menoscaben los derechos inalienables de ninguna persona; que por un truco de un Ayuntamiento haya familias que se queden sin asistencia sanitaria o sin que sus hijos puedan acudir a la escuela", subrayó.
"No debería llamar la atención que defienda los derechos de los inmigrantes en esta casa", alegó Zapatero en la rueda de prensa con Jerzy Buzek, presidente de la Eurocámara, y junto al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso. "Si llama la atención, hay motivos para preocuparse", admitió. En este asunto quiso dejar claro que antes de predicar en Europa está dispuesto a poner orden en casa. Y ahí fue donde lanzó el mensaje contra las medidas de Vic.
Los mayores aplausos en la Eurocámara, procedentes de la izquierda, los cosechó su defensa de la igualdad entre hombres y mujeres y su respuesta al ultraderechista flamenco Frank Vanhecke, quien le instó a cerrar las fronteras de Europa y le acusó de promover la inmigración masiva. "Es rotundamente falso", contestó Zapatero. "Lo que soy es partidario de respetar masivamente los derechos humanos de todas las personas, vengan de donde vengan", sentenció.
Zapatero felicitó al presidente de la Eurocámara, el polaco Jerzy Buzek, por la "vitalidad" de la institución que dirige. No es para menos. Aunque sólo un tercio de los 736 escaños del hemiciclo estaban ocupados, más de medio centenar de eurodiputados pudieron interpelar al jefe del Gobierno, en una sesión de casi cuatro horas sin parangón en el Parlamento español.
El pacto con el PP en torno a la presidencia europea, que Zapatero calificó de "extremadamente positivo", se reflejó en las intervenciones de sus dos representantes, Jaime Mayor Oreja y Luis de Grandes. El primero se limitó a advertirle de que su gestión al frente de la UE no se juzgará "por el número de encuentros, ni por los discursos, sino por los resultados", y el segundo le recomendó "humildad".
Apenas un coscorrón comparado con la artillería gruesa de su correligionario alemán Werner Langen, quien reprochó a Zapatero que quiera liderar Europa con un 20% de paro en su país. "Primero hay que arreglar la propia casa", remachó el portavoz de los conservadores británicos, Timothy Kirkhope. Zapatero tampoco se anduvo por las ramas en la réplica. "Es verdad que en este momento España tiene una alta tasa de paro, como antes creó más empleo", le espetó al popular alemán, "pero si mañana aumentara en su país, gobernara quien gobernara, mi respuesta como líder europeísta sería de apoyo y solidaridad y no de recriminación, como ha hecho usted".
Izaskun Bilbao, del PNV, y Ramón Tremosa, de CiU, reclamaron el uso de las lenguas cooficiales españolas en la Eurocámara, pero el propio Buzek recordó que tampoco se emplean habitualmente en el Parlamento de Madrid. Por su parte, la británica Marta Andreasen amenazó con boicotear las subvenciones comunitarias a España si no se resuelve el problema de las viviendas expropiadas a sus compatriotas en aplicación de la Ley de Costas. A todos prometió Zapatero respuesta cuando vuelva en junio para hacer balance de la presidencia española.
En cambio, por tercera vez en pocas semanas, dejó patente su incomodidad ante la demanda de un periodista, quien le interpeló por la paradoja de promover un pacto social en Europa sin haberlo conseguido en España. "Me sorprende que me haga esa pregunta", le dijo. Como si las preguntas no pudieran ser imprevisibles e inoportunas.
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