La vida de los inmigrantes en Catalunya. PARTE 2


Pero cuando me refería a contradicción lo hacía en base a que inmigrante es para la mayoría sinónimo de salarios bajos, de irregularidad, por lo que cabe aquí hacer un pequeño razonamiento, si ganamos poco como sería posible comprar o construir en nuestras tierras casas de mucho valor?

Si fuese así, entonces nuestros países de origen estarían viviendo una época de bonanza inmobiliaria y hasta se podría hablar en países del Pacifico de precios inflados, de carestía en tierras, etc.

Tengo que admitir que algunos sudamericanos han logrado luego de mucho trabajo, reunir una buena suma de dinero, suma que la consiguen con jornadas de 16 horas de lunes a lunes, y donde en la mayoría de los casos se suma que su esposa o pareja también hace lo mismo, entonces sí y en casos muy puntuales se logra reunir una suma interesante, para determinados países.

También existen otros inmigrantes, algunos de ellos que viven o vivieron en La Cerdaña que alquilaban d forma simultánea varios pisos y en los cuales subalquilaban habitaciones, colchones y donde les cobraban hasta cuando se duchaban o lavaban su ropa.

A razón de 200 a 300 euros por habitación en un piso donde la sala no existía sino que allí dormían personas, a 200 euros por colchón, o en las llamadas “camas calientes o los pisos pateras”, es evidente que quien estaba beneficiándose de ello, reuniera dinero más que suficiente.

Por desgracia casos como esos, de abusos a sus propios compatriotas, existen y existirán siempre, mientras los propios damnificados no denuncien esas situaciones.
Existen también personas inmigrantes que abusan de los servicios sociales, de Cáritas y de todas aquellas instituciones dedicadas a ayudar a personas en riesgo de exclusión social, a personas recién llegadas a las que se les proporciona ayuda como ropa, comida, etc.

Muchas personas abusan entonces de la buena voluntad y de la confianza que se deposita en ellos, y el dinero que ahorran con los alimentos y ropa (en muchos casos son todos los componentes quienes reciben esa ayuda), es en buena parte el dinero que envían a sus familias o los ahorros con los que más tarde comprarán su casita.

Muchos de aquellos que presumen de haber comprado o construido en su tierra casas muy caras o bonitas y que además afirman que luego han comprado otra, que viajan todos los años, que han comprado coche, etc, etc, en realidad, apenas si viajan cada año, eso después de obtener un crédito que renovarán el año siguiente y así seguirán.

Basta ver el elevado porcentaje en el que ha descendido la venta de pasajes hacia Sudamérica este pasado fin de año, si realmente los inmigrantes en conjunto ganáramos tanto, esos viajes no hubieran caído en picada, otro mito entonces que cae.

Hay sí, en la vida del inmigrante momentos muy pero que muy duros, esos malos tragos que no deseamos ni a nuestro peor enemigo, no estamos a horas de nuestras tierras ni es tan sencillo conseguir de un momento para el otro pasajes.

Tampoco disponemos de una semana para hacerlo así como así ni mucho menos pensar que un viaje de improviso lo pueda realizar toda la familia, pues quien escribe desde que está en Catalunya ha sufrido la pérdida de dos seres queridos, mi suegro al que quería como mi padre, y al año siguiente, la dolorosa y temprana también pérdida de mi madre.

Solo quien sufre pérdidas como estas, sabe muy bien el significado de la palabra dolor, de la palabra impotencia, es imposible describir lo mal que puede sentirse una persona ante algo así.

De los inmigrantes todos hablan y pocos lo hacen bien y muy pocos son los que hablan con conocimiento de causa, pocos son los que de verdad conocen algo de la vida de un inmigrante.

Pocos conocen la parte fea que a muchos nos toca vivir, no es solo el dejar atrás amigos, madre, padre e hijos y esposa, renunciar a tu vida a cambio de la posibilidad de una oportunidad, a cambio de una mejor calidad de vida, a cambio de un sueño que a veces, en la realidad acaba siendo poco más de lo que tenías en tu país.

Son pocos los que conocen el enorme tributo que se paga a cambio de vivir mejor, o simplemente, de poder vivir de tu trabajo, ese mismo trabajo que por las circunstancias que sea, se nos niega en nuestra tierra, eso cuando no nos venimos hartos de tanta corrupción, de tanta porquería.

Ese tributo significa como mínimo, no ver crecer tus hijos, significa renunciar a un beso de tu madre, de buenos momentos con los que quieres, renuncias de forma temporal al amor de tu esposa o pareja, a la torpe pero dulce y cariñosa caricia o beso de tu hijo.

Y ese tributo, el que pagas para darle a tus hijos un futuro se te cobra con el desafecto, el mismo que sientes cuando tus hijos antes de preguntarte nada, antes de saber como estas, te preguntan cuánto dinero vas a enviar, dejan de verte como su padre para verte como una fuente de dinero.

En el mejor de los casos, pierdes con ellos algo de referencia, de autoridad, así como de confianza, ya no distingues si algo les preocupa, ya no estás allí para saber cómo les va en el colegio, van cambiando, madurando o ganando o perdiendo cosas y tú no estás allí.

Y es cuando te das cuenta de que en la mayoría de los casos de que el dinero no hace la felicidad, que a veces es mejor no llegar tan rápido a los objetivos, porque en el camino lo que debes de pagar no va acorde a todo aquello material que recibes.

También se rompen parejas, entran en juego los celos, la desconfianza, y también traiciones mutuas, matrimonios que a pesar de llevar muchos años y formar una pareja al parecer sólida, se separan.

Vives aquí desconectado de aquel que fue tu mundo, tu vida, intentas rehacer la vida en tu nueva tierra, pero no resulta fácil.

Debes convivir y hasta volver a aprender a vivir entre valores diferentes, con tolerancias también diferentes, desde ver a personas con opciones sexuales diferentes, quienes no se cortan y asumen sin complejos su sexualidad, al punto de contraer matrimonio.

Te pasa lo mismo al ver con la naturalidad que consumen un porro, de la facilidad con la que los jóvenes se emborrachan, de ver y sobre todo en las grandes ciudades, como la solidaridad es casi algo del pasado.

Al comienzo también llama la atención de la calidad de atención en la salud pública y la aplastante lentitud del aparato burocrático.

Algunos creen que llegar a España o Cataluña es casi lo mismo que volverse rico, que todo será fácil y que vale la pena arriesgarse, al cabo de un corto período de tiempo perciben que “el dorado” no existe, pero aún así cuentan a quienes quedaron en su tierra villas y castillas y mienten diciendo que aquí todo es sencillo, que sin papeles o con ellos la vida es fácil.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
eldia5/6/03sufriaccidentelaboralporprecipitacionalvasio,cuandotrabajabaatiempoparcial,passeelTribunalMedicodlS.SocialymediagnosticaranIncapacidadPermanenteTotalyunapensionde700€.laMutuaUniveresalmellevaaJuiciocomunacuerdodelaño2006ymedejacom3oo€,unaOstiomilitisCronica.Tengo2niñas,1dllasenDialisisyelcuerpodestrozado.Dia26/5/2009-10h-Almeria,voyaJuicioxaMutua,miTf:663691746,necessitoayhuda
Anónimo ha dicho que…
deseotodaayhudapossibleparademonstrarlaverdadeldia26/5/2009-10h-TribunaldeAlmeria,mesientodiscriminado,conun,acosoracistaynegligente.Tantotrabajarparavivir,conlas2piernaspartidas,lacolunavertebral,fracturada,2niñas,unadellasenDialises,unaOstiomilitisCronica,todoelcuerpomedueley300€almes,dondelapagadeJunioyNoviembre,semeniega.QuieroJusticia.tf:663691746(PORTU)

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