pobreza de espíritu

No puedo entender la razón que empuja a algunos de etiquetar a aquellos que los critican.

Si uno piensa y opina de forma diferente a depende que personajes, estos de inmediato te colocan en la fila de indeseables pero además te clasifican de tal partido político, obviamente que es el contrario al suyo.

No vale otra cosa que esa pobre manera de pensar, propio de sujetos que presos de sus propios fantasmas y por el subconsciente que los traiciona ante el peso de la culpa que solo ellos conocen, traicionados por ese miedo que solo puede otorgarse luego de haber sido ellos mismos protagonistas de conjuros, de mentiras, de traiciones, de manipulaciones, en suma, llegan a pensar que el resto de personas son tan lastimosamente mala gente como ellos lo son.

Y dentro de esa manía persecutoria, dentro de ese submundo en el que ellos mismos se han construido y donde solo existe como única y exclusiva manera de ver la vida desde su punto de vista y desde sus dudosos y escasos principios y nulos valores.
El resto somos gente que difama, que siembra mentiras y que propaga infamias, gente que está lejos y muy debajo de su pedestal de barro.

Se rodean de personas a las que consideran inferiores a su capacidad de razonamiento y si estos, en un ataque de cordura se atreven a contradecirlo, lo apartan sin misericordia de su entorno y por lo bajo los llaman traidores.

Desde su posición de poder aprovechan esa pasajera y por lo general influencia para beneficiar a aquellos de los cuales en realidad, lejos de hacerle un favor económico o de otra índole, están poniendo a la víctima de turno a su entera merced, luego, más temprano que tarde, le pasan factura, eso si antes no le pasaron su merecida comisión por los servicios prestados.
Ante la gente se afanan por parecer íntegros, de moral intachable, o al menos imaginan que así se los ve.
Se los nota en ocasiones felices ante pequeños logros que ellos perciben como hazañas, como algo que sólo ellos y nadie más que ellos parecen estar cualificados para lograr, se sienten iluminados, abusan del poder transitorio y además recurren a aquellos que ostentan más poder que ellos y en muchos de los casos son estos últimos quienes acaban por mantener y abastecer esa necesidad de estar allí, arriba.

El tema es que a veces estos quienes le ayudan comienzan a notarlo más como un peligro, una amenaza, hasta una molestia, de la misma forma que aquellos que acudieron a ellos en busca de ayudas y de apoyos, poco a poco y de la manera menos llamativa posible, comienzan a tomar distancia.

Pero ellos no son tontos, lo perciben, desde su onmipotencia, desde esa altura y desde ese su mundo creado a su visión y modo de ser, son capaces de sentir cómo algunas ratas comienzan a dejarlo de lado, y luego, desde su atrofiada y enferma materia gris, notan que son muchas las ausencias.

No desesperan, sin que todo lo contrario, comienzan a cobrar los favores, a presionar, a amenazar, a hacer sentir que aún están allí, de pié, que son capaces de hacer pero que mucho daño, al punto de decir en voz alta que jamás caerán solos, que junto a ellos habrá muchos que o caen o se salpican de la mierda en la que se han metido.

Se vuelven más obstinados, más paranoicos, es necesario que sus hasta ahora lacayos sientan su presencia y el poder del que hace ostentación, alarde y del que ellos saben mejor que ninguno que si es necesario abusar del mismo, él es el mejor. .

Pero en la soledad de su casa, en esos silencios prolongados y dolorosos, hay tiempo para reflexionar, para tomar conciencia de que en verdad las cosas no van bien, que la realidad, cruda y dura le muestra que aún en su íntima y en realidad solitaria existencia, en muchos aspectos de su vida está equivocado.

Ha podido lograr varios de aquellos sueños de instituto, entre ellos ser diputado.
Pero el precio que ha pagado también ha sido y continúa siendo astronómico, ha subido muchos peldaños en esa carrera hacia el poder la que incluso le ha permitido soñar con subir aún más, a veces, hasta piensa que ha valido la pena algunos de los tributos que ha pagado a la vida a cambio de ser quien es hoy.

Se equivoca, lo peor es que en el fondo lo sabe, quizás por ello y en público ha exteriorizado ese muy profundo deseo de mandar todo al diablo y dedicarle más tiempo a su descendencia, poder respirar tranquilo y soñar sin pesadillas que lo hacen sufrir, quizás por ese muy oculto sentimiento tan grande de culpa que lo aplasta.

Se nota en su mirada que no se encuentra desde hace ya tiempo bien, que está agobiado, que le pesan más de lo que imaginó las responsabilidades que lo llevaron a donde está.

El poder tiene eso, te pierdes mucho de lo bueno de la vida, desde las alegrías a las penas de aquellos que amas, por que uno puede ser exteriormente fuerte, irascible, hasta algo o mucho dictador, pero, siempre Aquiles tendrá su talón.

Y es allí, en esas lágrimas no vistas, en esas alegrías tampoco vista, en esas pequeñas pero inmensas grandes cosas que desearías compartir y vivir con aquellos que quieres, es que te preguntas si de verdad el poder vale la pena, si vale la pena pagar tan alto precio.

Cuando va por la calle, en sus normales caminatas por la villa en busca de su descendencia, alguno lo saluda, él se pregunta para sus adentros si ese deseo de buenos días o de buenas noches es de verdad sincero, pero siempre que comienza a pensar en los suyos el sonido de su móvil interrumpe su escasos momentos de debilidad y ternura que aún conserva.

Siente que muchas de sus palabras y de sus actos son en realidad todo lo contrario a lo que desea o piensa en realidad, pero en la mayoría de los casos es preso de sus promesas y sobre todo de antiguos favores, es preso de una imagen que creyó era la perfecta, debe entonces de ceñirse al guión, a la pantomima, es ese el camino o la alternativa es salirse de tanta mierda
.
A veces ha sentido unas incontrolables ganas de gritar a los 4 vientos lo que siente y piensa de aquellos que no piensan como él, de eso que le ponen pegas y que cuestionan hasta el aire que respira, según él, pero rápidamente recupera la compostura.
Algunos dicen que los ojos son el espejo del alma, en su caso, es casi como ver frente a uno un jugador o un tramposo, posiblemente sea ambas cosas, mirada a veces fría, otras calculadora, otras, durísima, y solo en pocas y contadas ocasiones se puede decir que se le nota un dejo de sinceridad, es sobre todo cuando se puede ver contrariedad hasta en su rostro, es allí cuando es más vulnerable y menos dueño de sí mismo.
Y cuando se siente seguro y dueño de la situación sonríe con la mirada, es más bien altiva, de triunfo, la acompaña con movimientos contínuos de su cuerpo, se hamaca de atrás hacia adelante y empujado por ese escaso momento de felicidad es incapaz de controlar esos movimientos, es que son escasos esos momentos, de la misma forma que es en su vida escasos los momentos en es capaz de ser él mismo.
Ve de forma continua fantasmas, traiciones, conspiraciones, es normal, si se tiene en cuenta que él mismo vive fabricando trampas para otros, buscando el momento de manipular a alguien, de la misma forma que intenta vanamente parecer una buena persona.
Reza, o intenta hacer creer que lo hace, pero sabe que Dios no escucha nada de lo que dice, quizás por que ya nada de lo que diga lo podrá salvar del juicio, por su vanidad, su obcecación, su baja moral, sus inexistentes principios, pero eso él no lo sabe, es que no hace mucho, una joven le dijo que era él un hombre íntegro.
Se puede ser también un cretino integral, un vanidoso íntegro, un íntegro hipócrita, hasta puede ser un pobre íntegramente desconsiderado y cruel.
Por tanto, es posible ser bueno, Franco lo fue, miles de asesinados pueden dar fé de que fue un HDP.
Hitler lo fue, 6 millones de judíos también podrían decirlo, se es bueno en lo que se hace y no por eso se es justamente buena persona, sino todo lo contrario.
Es justo en esa mirada de cobra mortífera en donde radica y brilla su verdadera personalidad, en donde no puede disimular ese verdadero yo que es.
Pero pronto tal como suele suceder con la mayoría de las cosas, su ciclo llega a su fin, el cenit hace ya rato quedó atrás, por más que intente demostrar que no, el ocaso llega de forma irremediable, de la misma forma que su cabellera ve cómo poco a poco varios residentes se marchan, de la misma forma que a su dueño lo van dejando solo sus hasta ahora amigos.