Sabemos cómo apretarnos el cinturón en tiempos complicados

"¿Crisis?”, preguntábamos los latinos con ironía cuando la palabrita (¿palabreja?) empezó a circular de boca en boca.

“Gobiernos que se caen, bancos que se tragan tu dinero, empresas que no pagan y desamparo en lugar de paro: eso es crisis”, decíamos haciéndonos los supermanes (y superwomans) de la estrechez y los malos tiempos.

"Yo esto, multiplicado por mil, ya lo he vivido". "A mí ya no me mata ni la bala".

Pero llegaron los despidos junto a la imparable subida de las hipotecas y los precios.

Hasta el más curtido en vacas flacas tuvo que reconocer que, viajera como la peste, la crisis financiera había llegado a España.

Es lo que le pasó a la familia Moyano Rojas, ecuatorianos residentes en Madrid.

Ella es peluquera, él albañil y tienen dos niños pequeños.

“Gracias a Dios no nos hipotecamos porque ahí sí ya estaríamos en la ruina como tanta gente”, cuenta Doris, la madre.

“Mi marido no encuentra trabajo desde el año pasado y estamos viviendo de lo que yo gano en la peluquería que no llega a los mil euros”.

Como ellos, muchas familias latinas que dependían del trabajo de la construcción están haciendo malabares para estirar su presupuesto.

Muchas mujeres, como al principio de la migración, vuelven a sostener la economía familiar.

¿Cómo viven en Madrid cuatro personas con mil euros?, es la pregunta que, entre signos de admiración, se le pregunta a estos cabeza de familia.

“Apretándonos”, es la respuesta de los Moyano.

Lo de "apretándonos" no es una metáfora, es literal: han alquilado una de sus habitaciones a una familiar y en la otra duermen los cuatro.

Mi prima colabora con todos los gastos y se queda con los niños en la tarde, así ahorramos en guardería”.

Otra estrategia de esta recursiva familia es ir a la entrega de ropa de las iglesias:

Se encuentra una ropa estupenda, gratis, y no tiene nada de malo, a mí me enseñaron que la única vergüenza es robar o dejar que tus niños se mueran de hambre o anden desnudos”.

En comida también han hecho ajustes:

“Los chuches están prohibidos, compramos las marcas baratas, comemos en la calle sólo una vez al mes y tenemos una regla: los niños no van con nosotros al supermercado”.

Por ahora, el volver no es una opción para ellos: “los niños tienen educación y salud gratuita, eso en nuestro país no existe".

"Es verdad que hay crisis, pero nosotros en Ecuador perdimos todos nuestros ahorros con el cierre de los bancos y nos quedamos en la calle. Entonces nadie nos ayudó”.

FUENTE: LATINO

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