La crisis con Marruecos dispara la inmigración irregular en Melilla

En lo que va de año, se ha duplicado el número de subsaharianos llegados a la ciudad de forma ilegal

La cooperación de Rabat en el control de las aguas fronterizas ha bajado tras los conflictos de agosto


Por muy tranquilo y limpio de pancartas y activistas que amanezca desde el pasado fin de semana el manifestódromo del paso fronterizo de Beni Enzar, en Melilla, las relaciones entre Marruecos y España siguen alteradas.

La prueba es, según algunas fuentes, la «escasa o nula» implicación de las autoridades marroquíes en la lucha contra la inmigración irregular en Ceuta y Melilla.

Solo en esta última ciudad, hasta el 15 de septiembre habían entrado por mar, nadando o en embarcaciones hinchables 400 inmigrantes desde que empezó el año, el doble que en el mismo periodo del 2009. Por ello, el presidente del Gobierno, José Luis Zapatero, aprovechó la entrevista que ayer mantuvo en Nueva York con Mohamed VI para insistir, como ya hizo el ministro Alfredo Pérez Rubalcaba cuando en agosto fue recibido en Rabat por el monarca alauí, en que Marruecos debe recuperar el control de la inmigración.

MEDIACIÓN DEL DAO

La preocupación en el Gobierno y en los servicios de información es «muy grande». Fuentes de la lucha contra la inmigración ilegal señalan que desde el conflicto de la frontera en Melilla, a mediados de agosto, las autoridades marroquíes «se niegan» a intervenir cada vez que la Guardia Civil les alerta de la salida, a nado, en flotador, barquita o incluso en moto acuática, de inmigrantes en sus aguas.

La actitud de Marruecos llegó a provocar la intervención del director general operativo (DAO) de la Guardia Civil, el teniente general Cándido Cardier, quien recientemente se entrevistó en Madrid con el agregado policial de Marruecos en su embajada para pedirle explicaciones. Fuentes cercanas al DAO aseguran que la situación «mejora poco a poco», pero lo cierto es que en Melilla se extiende el temor al efecto llamada.

Solo el sábado llegaron a la ciudad dos subsaharianos a nado y una embarcación neumática con una docena de inmigrantes. Una vez más, la Guardia Civil alertó a las fuerzas marroquís y estas volvieron a enumerar la misma lista de excusas de las últimas semanas para evitar interceptar la embarcación o a los inmigrantes antes de su llegada a España como venían haciendo antes de la crisis.

Los responsables policiales españoles temen el efecto llamada si se corre la voz de que ahora es fácil entrar en España. Y algo ya está pasando (y más ahora, con el viento de poniente que sopla en la zona desde el fin de semana y mantiene la mar en calma). Las últimas informaciones sobre el asentamiento de la Cantera, en Gurugú (Marruecos), cifra en unos 130 los inmigrantes que ya esperan para dar el salto, bien por el alambrado o aprovechando las precipitaciones de finales de septiembre que obligarán a levantar algunas rejas de los arroyos que atraviesan la valla.

De ello hablaron ayer Zapatero y Mohamed VI en la sede de la ONU, donde participaron en la cumbre sobre los Objetivos del Milenio. La cita, que se empezó a planear en julio, antes de la crisis, debía servir para escenificar que ambos países dan por superadas las desavenencias.

Fuentes diplomáticas explicaron que la recuperación de la buena sintonía se comprobará si, en un periodo de como máximo un mes, el embajador español y el marroquí (ambos nuevos) se desplazan a las respectivas capitales para asumir el cargo. Paralelamente, la Casa del Rey y la casa real alauí están pendientes de cerrar una entrevista entre los dos monarcas. El rey Juan Carlos medió en los inicios de la crisis diplomática de este verano y telefoneó a Mohamed VI, con el que acordó verse próximamente para demostrar la buena relación entre ambas monarquías.

fuente: el periodico

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