INTEGRACIÓN, MÁS QUE CUMPLIR CON OBLIGACIONES.


¿ Qué factores inciden realmente para justificar o afirmar que un individuo está integrado a la sociedad?

¿ Cuáles deberían de ser entonces las claves o las pautas que certifiquen que una persona se encuentra integrada a una sociedad, independientemente si ha nacido en el entorno que hoy vive o no?

En un comienzo, se supone que una persona que trabaja, que educa a sus hijos, que respeta las normas de convivencia, que cumple con sus obligaciones tanto de seguridad social como impositivas, e incluso cumple por ejemplo con las normas establecidas por ejemplo por la comunidad donde vive.

Luego vienen los detalles.

Practica y profesa determinada religión, catolica, evangelica, testigo de Jehová, musulmana o cualquier otra.

O es sencillamente ateo.

¿ El color de la piel, la procedencia o inclusive el idioma de su país de origen son impedimentos para que una persona se integre?

Personalmente creo que no. Puede provenir del continente europeo, americano, asiático o africano, puede ser su piel blanca, trigueña o negra, pero el envase por llamarlo de alguna manera no tiene que ver necesariamente con el contenido.

Los inmigrantes traemos con nosotros nuestras costumbres, nuestra cultura, e incluso algunos rituales ( si provenimos de brasil, la religión afro, por ejemplo el macumba con su reina Iemanjá, la reina del mar, que celebra su día el 2 de febrero).

Algunos llegamos aquí atraidos por los relatos de nuestros compatriotas, algunos de ellos exageran al punto de que más de uno puede llegar a creerse que España es "el dorado" donde todo es posible, donde es fácil, o muy fácil hacerse de dinero.

Pero luego muchos comprobamos que ni es tan sencillo ni todas las maravillas que nos contaron son reales.

Otros llegamos sencillamente buscando una vida digna, un futuro posible para nosotros y nuestros hijos. Llegamos buscando estabilidad, dejando atrás nuestra tierra muchas veces sin pensar en regresar más adelante, llegamos aquí teniendo un panorama claro de lo que hay, desde otra realidad lingüística, climatica y economica.

Algunos mantenemos nuestras costumbres, sean estas en comidas o en nuestra forma de vestir.

Otros nos "europizamos" rápidamente, con lo bueno y lo malo que esto conlleva.

Y algunos sin dejar de lado nuestra cultura y nuestras tradiciones, sentimos curiosidad de conocer las costumbres y las tradiciones de la tierra que nos acoge.

Nos esforzamos por aprender, en el caso de los que vivimos en Cataluña, la lengua, tanto oral como escrita, no por complacer a nuestros anfitriones, sino por que el saber no ocupa lugar, por que no queremos sentirnos diferentes.

Muchos inmigrantes, sobre todo los que a primera vista no nos diferenciamos de los nativos, al hablar no nos detectan como gente de fuera del país, por que, al hablar y al hacerlo en catalán, lo hacemos de una forma casi correcta o correcta.

Pero ¿el hablar catalán es estar integrado? Pienso que no, que integrarse es implicarse en todos los ámbitos, no sólo en el idioma, también en la vida cotidiana, desde formar parte del AMPA a participar en la fiesta mayor, bailando una sardana, o tocando un instrumento tradicional local.

Integrarse es implicarse tanto en los problemas locales como en sus soluciones, es opinar o participar en el ámbito laboral, es respetar y hacer respetar las normas pero también incentivar o fomentar propuestas, desde mejoras en la comunidad donde vives a el pueblo o villa donde vives.

Es preocuparte e incluso colaborar en la medida de tus posibilidades en solucionar aquello que le pasa a tu vecino, en resumen, lo mismo que hacías en tu tierra.

La diferencia es que no hemos nacido aquí, solo eso, luego, acoger costumbres y tradiciones locales es algo tan natural como caminar, sencillamente si te agrada, participas, colaboras, pones el hombro, disfrutas.

Te pica la curiosidad por saber por ejemplo de qué va la Diada de la misma forma que te puede interesar cómo salió el barça, o incluso puedes disfrutar jugando a la butifarra o la petanca, pero también lo puedes hacer enseñando a bailar un tango, el juego de truco como lo hacemos en Uruguay, enseñando costumbres y tradiciones de nuestra tierra, también es una manera de integrarnos.

Nos diferencia el color de la piel, o nuestro acento al hablar, pero al igual que a los nativos, a los foraneos nos preocupan los mismo temas.

Drogas, alcoholismo, violencia familiar, el paro, el hacer mil malabares para llegar a fin de mes, la educación de nuestros hijos, el no encontrar aparcamiento, las 3 horas largas que tarda el tren para llegar a Barcelona, nos preocupan la subida de la luz de la misma forma que nos apena ver cómo algunos incívicos se cargan un pesebre.

Quizás nos dividimos a veces, por que nos emociona hasta las lágrimas el sentir nuestro himno o al ver imagenes de nuestra tierra de la misma forma que lo hacemos al sentir Els Segadors o al contemplar orgullosos a Hermida levantar un trofeo.

Algunos ya discutimos con argumentos y sin ellos quién es a nuestro juicio el político más adecuado para gobernarnos, o si están o no explotando a los ganaderos que malvenden la leche o la carne de su ganado.

Opinamos o soñamos con ver en 2022 a la comarca como subsede olímpica, proponemos soluciones para el medioambiente de la misma forma que hoy formamos parte de las filas de Mossos o de las administraciones e incluso del parlament.

Evidentemente no somos todos los que de forma natural abrazamos vuestra cultura y vuestras tradiciones como si fuesen nuestras, las acoplamos a las que ya traemos de origen, las defendemos y las intentamos potenciar, difundir, intentamos que perduren en el tiempo, algunos seguimos viviendo sólo con nuestras culturas y tradiciones de origen.

Personalmente sigo creyendo que integración es mucho más que hablar y escribir en catalán, que es mucho más que llevar a nuestros hijos al colegio, que es más que vivir en armonía con nuestros vecinos, que es más que pagar impuestos, más que vestir de tal o cual forma.

Se trata de sentirse y que nos sientan como lo que somos: personas.

Con virtudes y defectos, con otro color de piel, con otras tradiciones, con otra fe, con una cultura diferente, seguimos siendo sencillamente personas.

El integrarse no es solo respetar las normas y cumplir con las obligaciones, es proponer, es opinar, es criticar, es implicarse, es luchar por mejorar nuestro entorno, es sencillamente, vivir como uno más por que es nada más y nada menos la tierra donde elegimos vivir, no podemos elegir dónde nacemos, pero sí donde queremos vivir, yo elegí Cataluña.

Comentarios

Juan Amaro ha dicho que…
gracias, bienvenido/a.

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