El retorno obligado


Inmigrantes ecuatorianos rellenan formularios de retorno en la sede de Senami.

Más de medio millón de ecuatorianos vive legalmente en España. Son los extranjeros más golpeados por la crisis que atraviesa este país: al menos 70 mil de ellos se encuentran desempleados. Miles hacen trámites para volver a Ecuador. “El 2009 es el año del retorno”, admitió en Madrid la Secretaria Nacional del Migrante. Allen Panchana Macay, Madrid


Inmigrantes ecuatorianos rellenan formularios de retorno en la sede de Senami.

Tiene cinco meses de embarazo. En una esquina, Miriam Taipe toca su abultado vientre, escondido bajo un abrigo rosado. "No quiero dar a luz aquí", repite mientras su esposo, Bolívar Ordóñez, la abraza. Será el primer hijo de la joven pareja y la ilusión de ambos es que nazca en su natal Quito, esa ciudad que dejaron hace casi una década.
"Irnos definitivamente", aclara ella, que lleva tres meses sin empleo. Él más de medio año en la misma situación. Han sobrevivido en Madrid de sus ahorros y del subsidio que Bolívar, de 34 años, recibe del Gobierno de España al estar desempleado. "Pero lo que me dan no cubre nuestros gastos y peor aún los del niño que está por venir".
Miriam no puede contener las lágrimas. "Ni para los españoles hay vacantes, peor para nosotros". Recuerda que llegó cuando tenía 18 años y ha superado decenas de vicisitudes. Sin embargo, la crisis económica es un escollo demasiado grande, que tiene a 3,5 millones de habitantes de España cruzados de brazos, desesperados por conseguir un trabajo.


La opción del retorno
Las historias se repiten en la Secretaría Nacional del Migrante, al sur de Madrid, a pocos pasos del mítico Parque El Retiro. Las oficinas, recién abiertas en septiembre pasado, están llenas de ecuatorianos. Todos preguntando cómo acogerse al plan "Bienvenido a Casa" que puso en marcha el Gobierno de Ecuador. No es para menos: hasta febrero último sumaban 450 mil extranjeros desempleados en España. La mayoría, ecuatorianos: 70 mil residentes ecuatorianos. Cifra que no incluye a las mujeres que se dedicaban a labores domésticas -porque no aportaban a la Seguridad Social- y tampoco a los que se nacionalizaron españoles en el último año.


Por eso, para muchos, la opción es el retorno. "No queríamos, hicimos lo imposible para resistir aquí. Pero sentimos miedo que un día ya no haya qué comer. Por suerte ya tenemos los pasajes listos, que nos regaló nuestra familia. En junio estaremos en Quito", reflexiona Miriam ante una delegada de la Senami que llena los datos.
El consulado de Ecuador en Madrid, al norte de la ciudad, también está atestado. Afuera vendedores y tramitadores... Adentro, quienes llegan por ayuda "para volver". Allí los derivan a la Secretaría del Migrante, que ofrece varias alternativas. "En los últimos meses hemos evidenciado cómo se ha agravado la situación. Tanto que a estas oficinas vienen peruanos, bolivianos y colombianos para pedir nuestro apoyo y les decimos: esto es una dependencia de Ecuador y no de sus países, lo sentimos mucho". Son las palabras de Óscar Jara, representante de la Senami en España, quien cada día evidencia cómo el lugar resulta cada vez más pequeño debido a la demanda. Hasta febrero pasado habían atendido a 11 mil personas. Todos buscando regresar desesperadamente al país del que un día emigraron.


Los más golpeados por la crisis
Los ecuatorianos (casi 600 mil) y rumanos (206 mil) forman la colonia de extranjeros más numerosa. Y, en consecuencia, son los más golpeados por la crisis, especialmente los hombres, que, en su mayoría, se dedicaban a la construcción, un sector profundamente afectado y ahora en completa recesión.


"A mí me despidieron. Yo me dedicaba a pintar", cuenta Bolívar, aún apenado y acariciando la barriga de su esposa. El consuelo de ellos es que pudieron levantar, con el esfuerzo de una década como emigrantes, una pequeña casa en el sector Chillogallo de Quito.


Volver no es fácil. "Es como echar tierra al sueño de todos: ir a España y triunfar. Pero este ya no es el país de las maravillas", recalca Miriam, tajante. Tal vez por ello es común encontrar afiches en las calles de Madrid y en las estaciones de Metro que rezan: "Extranjero desempleado, extranjero exiliado". Hay, además, por todos lados, avisos del Gobierno español que advierten: "Tú decides: puede acogerte al plan retorno". Una iniciativa del presidente José Luis Rodríguez Zapatero, pero que obliga a renunciar a la residencia en este país y a no volver en al menos tres años. El proyecto no ha tenido la acogida esperada: solo dos mil solicitudes en un año, la mitad de ciudadanos de Ecuador.



"Nosotros no pedimos nada a cambio. No ponemos condiciones. Aclaramos que piensen bien antes de aceptar las exigencias que pone el Gobierno español. Algunos, no obstante, están muy desesperados que firman cualquier cosa con tal de regresar", reitera el representante de la Senami, entidad que con el plan "Bienvenido a casa" ofrece créditos hasta por 15 mil dólares no reembolsables. La idea es garantizar un trabajo seguro y rentable y una mejor vida para los que retornan.


"2009, año del retorno"
Hay algo claro: "El 2009 es el año del retorno". Lo afirma convencida Lorena Escudero, la ministra de la Secretaría Nacional del Migrante, quien estuvo en Madrid los primeros días de marzo para analizar la situación. "El número de quienes están retornando es significativo. Muchísimos ecuatorianos no pueden pagar ya la hipoteca o han perdido sus casas. Incluso después de tener que devolver su vivienda, tienen que seguir pagando al banco. El Gobierno de Ecuador no puede asumir una deuda privada, pero sí orientar a los afectados de qué posibilidades tienen. La Senami va publicar una guía sobre hipotecas".


¿Cuántos han vuelto? La ministra no tiene una cifra exacta. Porque algunos se han acogido al plan de España, otros al de Ecuador, otros al de la Cruz Roja Internacional (que da asistencia en casos humanitarios) y la mayoría, por su cuenta y riesgo. Aunque datos de la Senami revelan que en los últimos diez meses 9 mil ecuatorianos han viajado desde España a Ecuador. No se determina, sin embargo, cuántos fueron para quedarse, para regresar...


Y ahora no es cuestión de nostalgia, aclaran Miriam y Bolívar mientras terminan de llenar la solicitud de ayuda. Para ambos las necesidades pueden más: el hijo por nacer, las deudas que pagar, un futuro que construir... La prosperidad rota. Un retorno obligado y esa desesperanza al dejar el país que creían de los sueños.

Madrid, la quinta ciudad de Ecuador
"Cuando uno vive acá se da cuenta de las dimensiones de esta ola migratoria", reflexiona el Cónsul General en la capital española, Gustavo Mateus. Y lo dice porque Madrid se ha convertido en la quinta ciudad de Ecuador: 300 mil personas procedentes de ese país viven aquí legalmente como residentes (un número similar en el resto de España), superada solo por Guayaquil, Quito, Cuenca y Ambato. "Hemos juntado esfuerzos con la Senami para atender a todos. Tenemos en este país 13 consulados, el mayor número en el mundo".


En promedio, en el consulado ecuatoriano en Madrid se atienden a 300 personas diariamente. Entre ellas madres y padres, que llegan a inscribir a sus hijos nacidos en territorio español, para que de forma inmediata adquieran la nacionalidad ecuatoriana, como lo establece la nueva Constitución. De hecho, de enero hasta la primera semana de marzo, 700 niños habían sido registrados.


Además, los ecuatorianos se han convertido en el grupo extranjero con más acceso a la nacionalidad española: 9753 la obtuvieron en el 2008. Le siguen, con abismales diferencias, los peruanos (3786), colombianos (3725) y marroquíes (1500).

"Nos regresamos a instalar nuestra fábrica de impermeables"
También hay historias de aliento. Henry Guaicha (36) y su esposa, Jaqueline Tuqueres (33), tienen fecha de retorno: 23 de mayo. Están felices. No solo por volver con sus dos hijos, sino también porque la Senami aprobó el proyecto de esta familia: levantar una fábrica de impermeables en Quito. Obtuvieron el mayor beneficio: 15 mil dólares. A ellos les toca poner una contraparte de igual valor. Se irán a vivir a la capital, "pero en nuestro país y cerca de la gente que más queremos".


Ella está desempleada hace varios meses, aunque el tema ya no le preocupa. Se ilusiona al pensar que será la propietaria de su microempresa. Él es optimista. "Aquí en España aprendimos a hacer de todo. Trabajamos duro, sufrimos mucho. Empezar de nuevo en Ecuador será más fácil". La pareja es de Pindal, Loja, desde donde salieron hace ocho años. "Creo que todos los emigrantes nos hacemos ilusiones con volver. Y con la situación económica acá tan difícil, creo que es la oportunidad", afirma Henry, quien comenta que ya tienen comprada una vivienda en el Valle de Los Chillos, al sur de Quito.


La familia se benefició del llamado fondo "Cucayo" (que en quichua significa alimento para el camino), que destina en total un millón de dólares para los emigrantes en el mundo. "Solo deben presentarnos un plan. El proyecto de empresa debe ser rentable, innovador y crear fuentes de empleo. No apoyamos para comprar un taxi, hay demasiados, por ejemplo, en Guayaquil. Así que las ideas más potentes son aceptadas", aclara Óscar Jara, representante de la Senami, entidad que maneja un presupuesto de 2,5 millones de dólares y que se planea aumentarlo en los próximos meses. "En caso de calamidades, también damos pasajes a los ecuatorianos que requieren volver. Ya lo hemos hecho. Pero ahora nos concentramos en impulsar estas ideas de negocios, para que regresen y tengan una vida digna".
El funcionario también explica un fenómeno: los hombres son los mayores desempleados (casi dos millones, entre extranjeros y españoles), especialmente porque trabajan en los sectores servicios (camareros, plomeros) y construcción. "Hace más de diez años las mujeres fueron las primeras en llegar. Y serán las últimas en irse. Quienes se van ahora es por la situación de sus esposos. A muchas de ellas aún le quedan fuerzas".

LA CIFRA:
El 13 por ciento de extranjeros está desempleado en España. Y por primera vez se redujo la entrada de emigrantes a este país: un 20 por ciento menos.

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