Tres niños y una adolescente denuncian una agresión racista



  • Dos mujeres los golpearon en plena calle del barrio madrileño de Vallecas mientras les gritaban insultos racistas.

  • Las víctimas son de origen colombiano, el menor tiene tres años y la mayor, dieciséis.

  • Los más pequeños sienten miedo de volver al colegio por miedo a encontrarse con las agresoras.

Santiago Camacho tiene tres años y cree que “extranjero” es una mala palabra. “Mamá, me gritaban extranjero”, cuenta todavía asustado por la agresión racista que sufrió en una calle de Vallecas.

El pasado lunes todo transcurría según la rutina diaria. Yarleny Arias, una colombiana de 16 años, salió de su instituto para recoger a sus sobrinos Jefferson, de doce años, Anderson de siete y Santiago, de tres.

Se subieron al autobús de la ruta diez para volver a casa. El vehículo iba atestado de gente y un grupo de cuatro adultos comentaba en voz alta: “los extranjeros son todos unos ladrones que nos vienen a quitar las ayudas, no entiendo por qué la policía no se los lleva a todos”.

Nadie abrió la boca durante el trayecto. Se bajaron en su parada habitual junto a dos de las señoras que antes vociferaban contra los extranjeros.

Yarleny se acercó para hablarles: “Perdonen señoras, no todos los inmigrantes somos unos ladrones, la mayoría trabaja y ayuda a pagar las pensiones de los españoles”.

“Les dije eso para que mis sobrinos no se creyeran lo que oyeron en el autobús”, cuenta Yarleny.

La respuesta fue contundente: “cállate y vete a tu puto país, por vuestra culpa no tenemos trabajo”.

Yarleny decidió no alegar más y sigue caminando con sus sobrinos. Jefferson, el mayor, se quedó razagado y alcanzó a oír que una de las mujeres decía: “le voy a bajar los humos a ésta” y arrancó a correr detrás de ellos.

Apartó a los niños a empujones y tiró del pelo a Yarleny hasta que la hizo caer. La otra mujer, que al parecer es la madre, también se metió en la trifulca.

“Yo reconozco que también me defendí”, asegura Yarleny. “A mi me dieron una patada”, dice Jefferson. Incluso hubo mordiscos. “Yo le pedí perdón, pero ella no entendía”, cuenta Santiago con la inocencia de sus tres años.

Los vecinos consiguieron parar la lluvia de golpes hasta que llegó la policía. “La gente fue muy solidaria con nosotros. Varios testigos me dieron sus datos para denunciarlas”, señala Yarleny.

Los niños aseguran que no conocían a las mujeres de nada y destacan que se trataba de mujeres de unos cuarenta y sesenta años, “ninguna tenía pinta de drogadicta ni nada por el estilo”, explican.

Debido a la golpiza, Yarleny tendrá que llevar un collarín durante quince días y tiene numerosas lesiones en el cuerpo. Todos los niños presentan hematomas en los brazos y las piernas.

Pero lo peor es el miedo. No han sido capaces de volver al colegio”, dice Derly, madre de los chicos y hermana de Yarleny.

Y agrega: “nosotros tuvimos que huir de Colombia porque la guerrilla torturó y mató a mi padre, los niños estuvieron en tratamiento sicológico y no quiero que se traumaticen”.

Para que se haga justicia, la familia ha contratado un abogado particular. “Buscamos que se dicte una orden de alejamiento, no queremos vivir con miedo”, remata.

fuente: latino

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