Integración sí, imposiciones no

Fecha de publicación: 23/03/2011
Juan%20Amaro%20V
Juan Amaro. Presidente de la Asociación Nous Ciutadans, radicada en Lleida.
Integración sí, imposiciones no
Aprovechar una mala percepción de la ciudadanía para proclamar que se aplicará “con rigor” la Ley de Acogida, por parte del gobierno catalán, suena a medida electoralista.

Llevo viviendo en esta tierra casi ocho años, y antes de los primeros 30 días de estar aquí, ya realizaba un cursillo de catalán, por iniciativa propia, por curiosidad, por que intuía que me abriría puertas.

La defensa y difusión de una lengua propia me parece adecuado y responsable, hasta políticamente correcto, pero no políticamente honesto. No, cuando se involucra a los inmigrantes, convirtiéndolos en arma política.

Muchos inmigrantes provenimos de Sudamérica y elegimos España como destino, entre otras cosas, por el castellano, por la afinidad cultural y hasta religiosa. Pero los que llegamos a Cataluña, pronto entendemos que nuestros hijos en edad escolar deberán de adaptarse rápidamente al nuevo escenario.

Desde el Govern llevan invirtiendo verdaderas fortunas intentando fomentar el uso del catalán, sin demasiado éxito, pues ahora Homs ve una excelente oportunidad para exigir a los inmigrantes el aprendizaje casi forzado del catalán.

En una medida discriminatoria, así lo veo yo, anteponen el idioma catalán al idioma oficial de una nación. Si bien Cataluña cuenta con dos idiomas oficiales, el Govern pone en segundo lugar el castellano. Olvida esta Administración que ya Cataluña ha pasado por esto hace más de cuatro décadas, cuando los andaluces llegaron a estas tierras, cuando se les denominaban “castellans”, se les veía como invasores, cuando en realidad, al igual que hoy, gracias a los inmigrantes, Cataluña es más fuerte, más grande.

Se nos ve como un peligro y una amenaza. Ya no sólo por que podemos quitarles ese trabajo que hasta hace nada rechazaban. No se tiene en cuenta el aporte demográfico que hemos hecho, el número de hijos que han nacido aquí, que son ya nuevos catalanes. Discriminado, así me siento. Utilizado.

Rechazado, gracias a una situación que no provocamos los inmigrantes, pero la cual aprovecha un gobierno para solucionar sus problemas crónicos de lengua. También para mejorar su imagen de cara al electorado, hoy somos el problema que a lo largo de décadas, los sucesivos gobiernos no han sabido tratar ni solucionar.

Hoy, lejos de buenas intenciones en defensa de una lengua propia, la sensación es que somos moneda de cambio, armas arrojadizas políticamente hablando. El documento realizado por el CEO, menciona que los catalanes consideran e incluyen dentro de la categoría de inmigrantes, a los ciudadanos del Estado español, que no tengan su origen en la comunidad catalana.

Son los resultados de una política lingüística equivocada y errática de los gobiernos que ha tenido Cataluña, más allá de ideologías. Pero la culpa, parece ser, la tenemos los inmigrantes. Exigir entonces a los inmigrantes el uso y conocimiento del catalán es la solución propuesta.

¿Y qué harán con los ciudadanos llegados desde otras comunidades del estado español? ¿ Les exigirán también los mismos conocimientos?

Estamos ante un caso claro de discriminación, el cual debería ser llevado ante el Defensor del Pueblo, y no sólo por quién habla, ni por la asociación que representa, sino por la mayor cantidad de asociaciones que existen en Cataluña. Ya está bien de que se nos use siempre y se nos culpe de todos los males.

Conocer el catalán y hablarlo me parece correcto. Es más: apoyo y hago difusión de las ventajas que acarrea su uso, pero no desde la imposición, no desde el chantaje administrativo que propone sin complejos el gobierno catalán.

La integración de un individuo a la sociedad no pasa sólo por el aprendizaje de una lengua. Sus deberes van mucho más allá de ser un buen vecino, mejor padre y cumplir con sus obligaciones como ciudadano. Integrarse supone no solo el uso de una lengua propia, conocer tradiciones, conocer la historia de la tierra en que vive, su idiosincrasia, su cultura. Integrarse también significa conocerse mutuamente. Pero cuando llegan las imposiciones traen con ella el sentimiento de rechazo, más cuando quien las trae antepone intereses políticos y partidarios que se anteponen al problema de fondo y que es el no saber solucionarlo sino es imponiendo.

Y luego, para rematar, Homs afirma que tienen muy claro el tema de la inmigración. Claro. Y los inmigrantes creemos todavía en los Reyes Magos. Va a ser que no.

Puede leer más opiniones de Juan Amaro en el blog asociacionousciutadans.blogspot.com.

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