La inmigración enfocada con ‘La otra mirada’
La chilena Marlore Morán dirige a un grupo de mujeres que cuentan su proceso migratorio.
TANIA HERNÁNDEZ
Luces, cámara y acción: Soy Lina, Natalia, Amparo, Angela, Maite... Y vengo de Colombia, Venezuela, Nicaragua, El Salvador, etc. Así comenzaba el rodaje de La otra mirada, el último documental que la chilena Marlore Morán realizó a través de un taller de videocreación con mujeres iberoamericanas en Valencia. “Aprender a hacer estas creaciones es una excusa, porque, a medida que te formas en los aspectos más técnicos, tienes la oportunidad de interactuar y ahondar en temáticas de concienciación con los alumnos, ya sean adolescentes, adultos o mujeres latinas”, reconoce Morán. A ella, el interés por los documentales le viene desde que residía en Chile. “Mi experiencia de trabajar con el documental en mi país ha sido sobre la minoría homosexual en un lugar donde la homosexualidad estaba penalizada”, afi rma. “He sido activista lesbiana durante muchos años. Gestamos un movimiento social muy importante y tejimos una red muy fuerte”, recuerda. Testigo de la dictadura Morán empezó a estudiar audiovisuales porque le faltaba una herramienta. Su objetivo no era hacerse famosa ni nada similar, sino “manejar un instrumento con el cual guardar esa historia”. Y muchas otras, como las luchas de los presos políticos en la dictadura de Augusto Pinochet.
“Yo empecé a hacer documentales de cómo vivían los presos en la cárcel y fueron vistos en Alemania, EEUU, Canadá, cuando eran VHS, y ni siquiera estaban en internet”, recuerda, al tiempo que confi esa que ahí se dio cuenta de que el documental es “súper potente”. Para Morán, esta manera de implicarse en el mundo audiovisual no sólo la motiva por el aspecto profesional, sino a nivel de aprendizaje humano. “La idea surgió cuando yo estaba viviendo en Valencia en un piso de acogida y no tenía papeles. Pensaba: cómo puedo contribuir yo a esta ayuda que me están prestando. Y se me ocurrió organizar estos talleres de videocreación para la sensibilización de los autóctonos con los inmigrantes”, cuenta. Para la chilena, actualmente suponen también una fuente extra de ingresos. “Una de las formas de ganarme la vida aquí, además de limpiar en una ofi cina y hacer tareas en un bares realizar estos talleres cada tanto”, asegura.
En La otra mirada, Morán recuerda situaciones de llanto por cosas que las protagonistas nunca se habían cuestionado. “Yo una vez tomé un taller de duelos migratorios y me vino bien por las negaciones que tenía del país al cual había llegado, lo que me molestaba de él. Puedo sufrir el resto de mis días por las cosas que extraño, o plantarme aquí y hacerme un proyecto de vida”, analiza. En la mayoría de las sesiones, Morán, como inmigrante que es, empezaba a contar sus experiencias. “Muchas se identifi caban con ese proceso de duelo, pero igual nunca lo habíamos contado, incluso ni a nosotras mismas. Lo hemos sufrido ahí, en silencio y ya está, échale tierra y a seguir”, dice. “Son como un espejo” La chilena admite que una de las cosas que más le impactó fue que muchas de las mujeres “se han trasladado de sus países, pero con sus miserias. Con esa cultura machista y patriarcal”. “Éramos todas latinas, así que ese machismo lo seguirán viviendo acá sin ni siquiera pensar en que vivimos en una sociedad que, por lo menos, aunque sea en teorías y en leyes, te da la oportunidad de vivir en igualdad, de tener tu propia autonomía, tu independencia económica y tu propio discurso”, refl exiona. “Había algunas alumnas que no tenían vida propia, no sé cómo lo habrán solucionado, pero seguro que se han cuestionado cosas viendo la experiencia de otras”, matiza, para acabar señalando que el objetivo del vídeo, además de hacer pensar a las protagonistas, es que lo vean otras mujeres iberoamericanas y refl exionen en que eso les pasa a ellas y piensen qué les hace falta. Así, “cada uno de los documentales entrega algo y es como un espejo”, explica una Marlore Morán que ya piensa en sus próximos proyectos.
MÁS INFORMACIÓN: www.youtube.com/user/ MarloreMoran
CREACIONES PARA PENSAR Y HACER PENSAR
Antes de embarcarse en La otra mirada, Marlore Morán había profundizado en la migración con adolescentes y con personas de la tercera edad a quienes impartió un curso en la Universidad Popular. Estos peculiares alumnos, según esta chilena, tenían “ una cantidad de prejuicios y estereotipos impresionantes hacia los inmigrantes”. Morán les mandaba tareas de investigación, “para que descubrieran cuál era realmente la situación y rompieran sus mitos”. Y de todo ello surgieron varios documentales, como La amenaza o Mujeres de Babel.
Morán relata el cambio de uno de sus participantes, que, al ver estadísticas, “decía con asombro que la mayoría de gente inmigrante que vive en Valencia tiene más estudios que los españoles y, pese a ello, está haciendo tareas de limpieza, de peones...”. “Eso, si uno no lo investiga, por más que yo se lo diga, no lo cree”, admite Morán. “Es ahí cuando empiezan a ver la inmigración desde otra perspectiva según lo que han visto, no porque uno se lo contó”, cuenta. En otra ocasión, esta documentalista chilena hizo refl exionar a los jóvenes de un instituto sobre la manipulación que ejercen los medios en la inmigración.
TANIA HERNÁNDEZ
Luces, cámara y acción: Soy Lina, Natalia, Amparo, Angela, Maite... Y vengo de Colombia, Venezuela, Nicaragua, El Salvador, etc. Así comenzaba el rodaje de La otra mirada, el último documental que la chilena Marlore Morán realizó a través de un taller de videocreación con mujeres iberoamericanas en Valencia. “Aprender a hacer estas creaciones es una excusa, porque, a medida que te formas en los aspectos más técnicos, tienes la oportunidad de interactuar y ahondar en temáticas de concienciación con los alumnos, ya sean adolescentes, adultos o mujeres latinas”, reconoce Morán. A ella, el interés por los documentales le viene desde que residía en Chile. “Mi experiencia de trabajar con el documental en mi país ha sido sobre la minoría homosexual en un lugar donde la homosexualidad estaba penalizada”, afi rma. “He sido activista lesbiana durante muchos años. Gestamos un movimiento social muy importante y tejimos una red muy fuerte”, recuerda. Testigo de la dictadura Morán empezó a estudiar audiovisuales porque le faltaba una herramienta. Su objetivo no era hacerse famosa ni nada similar, sino “manejar un instrumento con el cual guardar esa historia”. Y muchas otras, como las luchas de los presos políticos en la dictadura de Augusto Pinochet.
“Yo empecé a hacer documentales de cómo vivían los presos en la cárcel y fueron vistos en Alemania, EEUU, Canadá, cuando eran VHS, y ni siquiera estaban en internet”, recuerda, al tiempo que confi esa que ahí se dio cuenta de que el documental es “súper potente”. Para Morán, esta manera de implicarse en el mundo audiovisual no sólo la motiva por el aspecto profesional, sino a nivel de aprendizaje humano. “La idea surgió cuando yo estaba viviendo en Valencia en un piso de acogida y no tenía papeles. Pensaba: cómo puedo contribuir yo a esta ayuda que me están prestando. Y se me ocurrió organizar estos talleres de videocreación para la sensibilización de los autóctonos con los inmigrantes”, cuenta. Para la chilena, actualmente suponen también una fuente extra de ingresos. “Una de las formas de ganarme la vida aquí, además de limpiar en una ofi cina y hacer tareas en un bares realizar estos talleres cada tanto”, asegura.
En La otra mirada, Morán recuerda situaciones de llanto por cosas que las protagonistas nunca se habían cuestionado. “Yo una vez tomé un taller de duelos migratorios y me vino bien por las negaciones que tenía del país al cual había llegado, lo que me molestaba de él. Puedo sufrir el resto de mis días por las cosas que extraño, o plantarme aquí y hacerme un proyecto de vida”, analiza. En la mayoría de las sesiones, Morán, como inmigrante que es, empezaba a contar sus experiencias. “Muchas se identifi caban con ese proceso de duelo, pero igual nunca lo habíamos contado, incluso ni a nosotras mismas. Lo hemos sufrido ahí, en silencio y ya está, échale tierra y a seguir”, dice. “Son como un espejo” La chilena admite que una de las cosas que más le impactó fue que muchas de las mujeres “se han trasladado de sus países, pero con sus miserias. Con esa cultura machista y patriarcal”. “Éramos todas latinas, así que ese machismo lo seguirán viviendo acá sin ni siquiera pensar en que vivimos en una sociedad que, por lo menos, aunque sea en teorías y en leyes, te da la oportunidad de vivir en igualdad, de tener tu propia autonomía, tu independencia económica y tu propio discurso”, refl exiona. “Había algunas alumnas que no tenían vida propia, no sé cómo lo habrán solucionado, pero seguro que se han cuestionado cosas viendo la experiencia de otras”, matiza, para acabar señalando que el objetivo del vídeo, además de hacer pensar a las protagonistas, es que lo vean otras mujeres iberoamericanas y refl exionen en que eso les pasa a ellas y piensen qué les hace falta. Así, “cada uno de los documentales entrega algo y es como un espejo”, explica una Marlore Morán que ya piensa en sus próximos proyectos.
MÁS INFORMACIÓN: www.youtube.com/user/ MarloreMoran
CREACIONES PARA PENSAR Y HACER PENSAR
Antes de embarcarse en La otra mirada, Marlore Morán había profundizado en la migración con adolescentes y con personas de la tercera edad a quienes impartió un curso en la Universidad Popular. Estos peculiares alumnos, según esta chilena, tenían “ una cantidad de prejuicios y estereotipos impresionantes hacia los inmigrantes”. Morán les mandaba tareas de investigación, “para que descubrieran cuál era realmente la situación y rompieran sus mitos”. Y de todo ello surgieron varios documentales, como La amenaza o Mujeres de Babel.
Morán relata el cambio de uno de sus participantes, que, al ver estadísticas, “decía con asombro que la mayoría de gente inmigrante que vive en Valencia tiene más estudios que los españoles y, pese a ello, está haciendo tareas de limpieza, de peones...”. “Eso, si uno no lo investiga, por más que yo se lo diga, no lo cree”, admite Morán. “Es ahí cuando empiezan a ver la inmigración desde otra perspectiva según lo que han visto, no porque uno se lo contó”, cuenta. En otra ocasión, esta documentalista chilena hizo refl exionar a los jóvenes de un instituto sobre la manipulación que ejercen los medios en la inmigración.
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