¿Cómo es ese país del que vinieron mis padres?

  • Nos colamos en una de las clases de ‘Conoce el país de tus padres’ que este verano dio la Senami a hijos de ecuatorianos.
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  • La asesoría para los talleres fue de la revista Elé, un proyecto de un grupo de creativos quiteños para difundir la historia de Ecuador.  
MARÍA FERNANDA AMPUERO 
 
"Es uno que tiene la trompita así salida”, explica Grace García Lucero, la instructora, a los siete enanitos que tiene delante.
Su gesto, como estirándose la boca, lo imitan los niños tratando de imaginarse a ese animalito que nunca han visto ni en fotos.El país del que vinieron mis padres
La de la “trompita salida” es la vicuña, un mamífero típico de la cordillera de Los Andes, esa que atraviesa la tierra de sus padres: Ecuador.   
“Dice mi abuela que el cóndor puede medir de tres a cuatro metros”, interrumpe Sebastián Ruiz (10 años), entusiasmadísimo de poder por fin compartir las cosas que, como cuentos fantásticos, le relata su abuela de ese lugar lejano y extraordinario donde hay tortugas centenarias y pájaros que pueden medir hasta cuatro metros.
Estamos en uno de los muchos talleres que la Secretaría Nacional del Migrante y la revista infantil Elé ofrecieron durante todo el verano para que los hijos de los ecuatorianos conozcan el país del que emigraron sus padres y así llenar ese vacío en su aprendizaje, tan cubierto por la Península Ibérica, la tierra donde está ubicada su escuela y también su casa. capital escudo
“Recuerden que por sus venas corre sangre ecuatoriana”, les dice Grace ceremoniosamente a los niños.
La maestra habla con una dulzura infinita de la tierra de la que también emigró: “ustedes ven la belleza desde el momento que se bajan en el aeropuerto”.
Ellos, en cambio, todo lo saben de oídas.
Los que nacieron allá vinieron muy pequeños.
Andrés Ruiz (11 años) atesora un remoto recuerdo del Quito que abandonó a los tres años: el de los cachorritos nacidos en una casa vecina.
“Aquí mis padres no me dejan tener perro, pero allá todos tienen”, enuncia muy serio lo que para él es una clara ventaja de vivir en Ecuador.
Los que nacieron aquí ni siquiera tienen una memoria empañada por el tiempo: jamás han pisado las calles donde sus padres jugaban de niños.
Pero las imaginan.
Algunos, como Nataly Jaramillo (8 años), ni siquiera saben cuál es esa ciudad que sus papás añoran. taller
¿Quito, Cuenca, Guayaquil, Ibarra, Manta?, enumeramos a ver si alguna le toca la campana. Menea la cabeza con cada una y al final regala una sonrisa capaz de derretir hielos eternos.
“No me la sé”.
La típica lección de cívica de primaria, la de los símbolos patrios (bandera, escudo e himno nacional), tiene un toque especial a diez mil kilómetros de Ecuador, en un edificio del centro de Madrid.
‘AZUL COMO EL ZIELO’
Al hablar de los colores de la bandera tricolor resalta el ‘azul’ del ‘zielo’ dicho con el ‘azento’ de la tierra que nuestros hijos también consideran suya, con la que todo el tiempo comparan Ecuador y en la que muy posiblemente se harán mayores pese a lo que digan.
Porque la mayoría, aunque nunca ha ido, tiene el impulso de decir que preferirían vivir en Ecuador, país mágico construido sobre la nostalgia de sus mayores.
Al cabo de un rato aparecen las dudas y unos razonamientos enormes para esos cuerpitos tan pequeños:
“si vuelves a irte te vas a sentir distinto otra vez”,don evaristo
"si me regreso extrañaré a mis amigos”,
“pero allá vas a hacer nuevos amigos”,
“sí, pero me gustan estos”,
“a mí, como digo palabras españolas, me van a mirar raro”,
“pero algunas veces es mejor ser diferente”.
Sebastián dice que se quiere ir porque en España hay crisis y resume el problema en que “me dan menos paga”.
Los más pequeños hablan de sus abuelos que están allá y vuelve el tema del perrito.
En ambas esquinas de la mesa las más grandes del grupo, Kelly Villagómez (14 años) y Camila Salazar (13), escuchan.bolivar
Seguramente tienen razones que guardan en su corazón desde que, como una plantita a medio crecer, fueron transplantadas.
Nunca terminaron de enraizarse en España, su casa está allá.
Kelly comparte al fin: “yo me regreso el próximo año con mis tíos, allá están mis amigos, mis familia. Nunca me acostumbré”.
Se va terminando el taller y todos tienen una nueva lección aprendida: Galápagos, el Cotopaxi, el parque nacional Yasuní.
Y también curiosidades como la que se llevan los hermanos Johan, de 11 años y Noa Álvarez, de 6: que a los guayaquileños como sus padres les dicen ‘monos’.
¿No lo sabían? Claro que no. Ni eso ni miles de cosas.
Es que por momentos, al ver sus caritas, olvidamos que ellos son más españoles que ecuatorianos... Pero también viceversa.  

 

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