España 2049: imposible sin inmigrantes
Andrés Restrepo>Latino
La demografía ha llegado justo a tiempo para poner sensatez en el debate sobre la migración. Mientras los partidos hacen política con los extranjeros y el presidente Zapatero anuncia que elevará la edad de jubilación, el Instituto Nacional de Estadística (INE) advierte que España será un país completamente envejecido en 2049.
En sus proyecciones de población, el INE subraya que en cincuenta años habrá nueve personas dependientes -entre niños y ancianos- por cada diez trabajadores. Una bomba de relojería que pone en peligro no sólo el sistema de pensiones, sino la viabilidad misma de la sociedad.
Y eso que el equipo de estadísticos del INE ha partido de una base optimista: las mujeres aumentarán su fecundidad (que llegará a 1,77 hijos por madre) y los extranjeros seguirán llegando a un ritmo de unos 400 mil por año. Eso sí, el INE pronóstica que anualmente saldrán del país unas 320 mil personas, entre españoles e inmigrantes. Resumiendo las entradas y salidas, la población inmigrante crecería en 2,6 millones de personas en los próximos cuarenta años.
Así las cosas, a la pirámide poblacional le quedará bien poco de pirámide. En el 2049, la población española se asemejará más a un hongo, con una gran cabeza compuesta por los mayores de 64 años. Esto como resultado del parón enorme de los nacimientos en la década de 1980 y 1990, sólo interrumpido por la fecundidad inmigrante.
La consecuencia más obvia de este envejecimiento es que no habrá suficientes trabajadores para pagar las pensiones y servicios médicos de los ancianos. Habrá que trabajar muchos más años, ganando menos (por los impuestos) y con pensiones más bajas.
En un 2049 de ficción, algunas escuelas se transformarán en centros de la tercera edad, el número de universidades se recortará por falta de alumnos y recursos, mientras la sociedad entera se replantea su idea del futuro.
REALIDAD: MÁS INMIGRANTES
Rafael Puyol, autor de varios estudios sobre demografía, considera que para prevenir un panorama tan oscuro se deben tomar medidas desde ahora: “vincular a más mujeres al mercado de trabajo, retrasar la jubilación y bajar el desempleo”.
Aunque recalca que “incluso la suma de esas tres soluciones no corrigen el problema, así que necesitamos que vengan más inmigrantes que los 400 mil anuales que prevé el INE”.
Hablar de más trabajadores con los niveles actuales de desempleo es casi un tabú, pero Puyol asegura que “la crisis acabará pasando y la economía mejorará. El valor de la demografía es que es una ciencia de luces largas y está claro que para llegar a 2049 es imprescindible una migración importante”.
O, como apuntó recientemente Manuel Pimentel, ex ministro de Trabajo con del PP: “España será con inmigrantes o no será”.
La demografía ha llegado justo a tiempo para poner sensatez en el debate sobre la migración. Mientras los partidos hacen política con los extranjeros y el presidente Zapatero anuncia que elevará la edad de jubilación, el Instituto Nacional de Estadística (INE) advierte que España será un país completamente envejecido en 2049.
En sus proyecciones de población, el INE subraya que en cincuenta años habrá nueve personas dependientes -entre niños y ancianos- por cada diez trabajadores. Una bomba de relojería que pone en peligro no sólo el sistema de pensiones, sino la viabilidad misma de la sociedad.
Y eso que el equipo de estadísticos del INE ha partido de una base optimista: las mujeres aumentarán su fecundidad (que llegará a 1,77 hijos por madre) y los extranjeros seguirán llegando a un ritmo de unos 400 mil por año. Eso sí, el INE pronóstica que anualmente saldrán del país unas 320 mil personas, entre españoles e inmigrantes. Resumiendo las entradas y salidas, la población inmigrante crecería en 2,6 millones de personas en los próximos cuarenta años.
Así las cosas, a la pirámide poblacional le quedará bien poco de pirámide. En el 2049, la población española se asemejará más a un hongo, con una gran cabeza compuesta por los mayores de 64 años. Esto como resultado del parón enorme de los nacimientos en la década de 1980 y 1990, sólo interrumpido por la fecundidad inmigrante.
La consecuencia más obvia de este envejecimiento es que no habrá suficientes trabajadores para pagar las pensiones y servicios médicos de los ancianos. Habrá que trabajar muchos más años, ganando menos (por los impuestos) y con pensiones más bajas.
En un 2049 de ficción, algunas escuelas se transformarán en centros de la tercera edad, el número de universidades se recortará por falta de alumnos y recursos, mientras la sociedad entera se replantea su idea del futuro.
REALIDAD: MÁS INMIGRANTES
Rafael Puyol, autor de varios estudios sobre demografía, considera que para prevenir un panorama tan oscuro se deben tomar medidas desde ahora: “vincular a más mujeres al mercado de trabajo, retrasar la jubilación y bajar el desempleo”.
Aunque recalca que “incluso la suma de esas tres soluciones no corrigen el problema, así que necesitamos que vengan más inmigrantes que los 400 mil anuales que prevé el INE”.
Hablar de más trabajadores con los niveles actuales de desempleo es casi un tabú, pero Puyol asegura que “la crisis acabará pasando y la economía mejorará. El valor de la demografía es que es una ciencia de luces largas y está claro que para llegar a 2049 es imprescindible una migración importante”.
O, como apuntó recientemente Manuel Pimentel, ex ministro de Trabajo con del PP: “España será con inmigrantes o no será”.
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