"El voto latino tendrá clave española o catalana"


Josep Maria Sala en la terraza de la sede de su partido, en la calle Nicaragua de Barcelona / Foto: G. F.
Gustavo Franco Cruz
tribunalatina.
Barcelona, 19 de marzo.
El ingeniero industrial Josep Maria Sala (1945, Barcelona) es el impulsor de la Xarxa Latina en el Partido Socialista de Catalunya (PSC). Concebida hace cuatro años para dar espacio a “las contribuciones de nuestros afiliados que trabajan en el mundo latinoamericano”.

Seguro de granjearse el apoyo del electorado inmigrante de los países no europeos, que se estrenará en las próximas elecciones municipales de 2010, cree que “los partidos de derecha pasarán la factura de la crisis a los inmigrantes”. Uno de los dirigentes históricos de los socialistas catalanes explicó a Tribuna Latina su visión de la participación política de los latinoamericanos.

¿Por qué deberían votar al PSC los ecuatorianos, colombianos, argentinos y peruanos en las próximas elecciones municipales?
Por la misma razón que otros ciudadanos nos votan. Porque representamos mejor que nadie los intereses de los trabajadores y las clases populares, así como el de los inmigrantes.

¿Considera contradictorio que estas mismas personas puedan votar luego de cinco años de residencia, cuando a los dos ya pueden solicitar la nacionalidad?
Que se fije un período mínimo de residencia para el voto me parece correcto. Se puede discutir que sea más o menos, el período para acceder a la nacionalidad, como en algunos países de origen para los que la ley establece diez años. Debería reducirse a cinco. La Constitución es como es y el criterio es muy rígido. Para hacer un cambio, habría que acordarlo con todos los partidos y no creo que el Partido Popular lo quiera. Hay que aprovechar los acuerdos vigentes y espero que se sumen más países.

¿Considera iguales entre sí a los electores de estos tres países? Me refiero a las ideologías o tradiciones políticas de los distintos países.
Todos los inmigrantes son distintos, cada uno con sus preferencias ideológicas. Pero cada uno también tiene sus propias tradiciones, y por lo tanto, comportamientos políticos. Pero en el salto de la inmigración esto se deja en un segundo plano y la preferencia se da en clave española o catalana. Son casi 100 mil ciudadanos extranjeros nacionalizados que residen en la provincia de Barcelona. Entre los que participaron, un 60 o 70 por ciento votó por los socialistas.

¿Esta cifra de dónde la obtuvo?
Son estimaciones nuestras, impresiones que nos dejó el boca a boca en los colegios electorales.

Los partidos conservadores en España y Cataluña han apelado a la tradición de las corrientes demócrata-cristianas de Latinoamérica. ¿Cree que esto pueda calar entre los nuevos electores?
Allá los partidos conservadores no son nacionalistas ni presentan incomodidades con el castellano. Respetamos la identidad de los extranjeros y lo hicimos ya con la inmigración española. En nuestro partido hay una clara línea de ascenso político, como el mismo President de la Generalitat Josep Montilla (nacido en Córdoba). Somos más abiertos que otras formaciones a las nuevas ciudadanías. Me cuesta creer que hay latinoamericanos partidarios de la independencia de Cataluña. La razón básica para que nos voten los inmigrantes es que representamos los intereses de los trabajadores, entre ellos los que vienen de otros países. Por otro lado, el Partido Popular siempre ha sido muy hostil a la inmigración.

Con la regularización del 2005 los socialistas españoles cosecharon simpatías entre el colectivo inmigrante. ¿Podría revertirse esto con la reforma de extranjería?
La crisis afectará a todos y no habrá diferencias. Todo el mundo tiene los mismos derechos. Lo que planteamos es una normalización del proceso de la inmigración. Lo que ha dicho Corbacho tiene mucho sentido: si hay tanto paro entre la población, no tiene sentido ir a buscar trabajadores en otro país. Esto es muy sensato. También es muy positiva la capitalización del paro (del Programa de Retorno Voluntario).

Pero han surgido críticas hacia medidas restrictivas, como la de multar a todo el que de cobijo o ayuda a un inmigrante irregular...
No conozco este detalle del proyecto de ley, pero en general las críticas vienen de sectores radicales. Cada vez hay menos irregularidad, el problema será para los regulares que ahora no consiguen trabajo.

¿Y limitar la reagrupación familiar a los ascendientes mayores de 65 años?
El proceso se limitaría al núcleo básico de la familia, pero hay que considerar también que en este momento se están dando desagrupaciones. Familias que vivían aquí y de repente algunos de sus miembros deben separarse para volver a sus países. En este momento la gente quiere que no se aprueben los despidos libres, que se refuerce el bienestar social. No hay que complicar las cosas para los que ya están aquí.

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