Presidente Mas, unas letras para usted
Juan Amaro. Presidente de la Asociación Nous Ciutadans
Hace unos días usted en calidad de presidente de Catalunya alentaba a los inmigrantes a formar parte de la primera línea de defensa de esta nación, desde la catalanidad como arma o así al menos pude entenderlo yo. No es un mal argumento, salvo, claro que no basta para construir ni defender ni potenciar una nación o un proyecto de país que nos conduzca a ser fuertes, prósperos y capaces de ser nosotros mismos los dueños y artífices de nuestro destino.
Pero desde los valores del catalanismo solamente no podemos, los inmigrantes, hacer gran cosa para ayudarles a forzar un pacto fiscal, ni tampoco podemos hacer mucho para salir del pozo en donde estamos metidos, el catalanismo encierra – o así lo veo yo y transmito a mis compañeros de la asociación, el valor de la tradición y la preservación de la lengua y la cultura catalana- valores y principios, importantes pero no decisivos para incentivar u alentar a los inmigrantes a defender Catalunya con ganas y compromiso, implicarse en esa defensa en realidad requiere más argumentos. Me gustan algunas de las tradiciones catalanas, desde los gigantes a saborear un pan con tomate, festejar y participar en el día de Sant Jordi y la noche de San Juan, disfruto de una sardana, participo en el festejo de San Antonio de Abad, admiro el valor de los castellers, aprendí no hace mucho que la butifarra no sólo se come sino que es un juego que genera mucha afición y en relación a la economía debo confesar que no me gusta que mis impuestos pagados aquí acaben financiando a otras comunidades que gracias a Catalunya viven mejor que nosotros y está muy bien ser solidarios pero también sería justo que trabajaran por su propia superación sin depender tanto del dinero que les llega de fuera. En ese caso siento como si me estuvieran metiendo la mano en mi bolsillo. Y no me gusta nada de nada.
El gran problema es que el actual sistema necesita el aval de las urnas para comenzar a cambiar las cosas y es ahí donde el 95 por ciento de los inmigrantes no decidimos nada de nada, pues no votamos. Le pregunto entonces señor presidente ¿cual sería nuestro papel en esa primera línea si no podemos decidir nada en las urnas, ni en leyes, ni en proyectos? ¿Cómo podríamos colaborar en el crecimiento de una nación? ¿Sólo con nuestro trabajo?
Desde mi punto de vista la primera línea comprende muchas cosas, la mayoría de esas cosas no son precisamente lugares que ocupen inmigrantes sino más bien todo lo contrario, no somos quienes tomamos decisiones ni tampoco, a la hora de decidir los destinos de Catalunya nuestro papel es determinante, de hecho no somos tenidos en cuenta, en todo caso, es todo lo contrario, se dictan leyes que sí deciden la suerte de los inmigrantes sin consultarnos, sin tener en cuenta ni nuestra voz ni nuestros aportes. Entonces ¿cual es su propuesta para que vayamos en primera línea? Somos muchos los inmigrantes que nos identificamos con los problemas que padece Catalunya, desde el dinero que deben desde Madrid al expolio al que somos sometidos los que aquí vivimos, de la misma forma que nos gustaría ver a Catalunya siendo un estado más en Europa, pero como le dije, señor presidente, la gran mayoría de los inmigrantes somos catalanes a medias, con suerte.
Así que le pediría, señor Artur Mas, presidente de Catalunya, que fuera un poco más claro a la hora de invitarnos a la primera línea, puede que seamos muchos los que queramos participar, pero queremos saber en qué, para qué, hacia dónde, qué Catalunya propone y hasta dónde está dispuesto a llegar para hacer de Catalunya un país posible y socialmente justo.
Pero desde los valores del catalanismo solamente no podemos, los inmigrantes, hacer gran cosa para ayudarles a forzar un pacto fiscal, ni tampoco podemos hacer mucho para salir del pozo en donde estamos metidos, el catalanismo encierra – o así lo veo yo y transmito a mis compañeros de la asociación, el valor de la tradición y la preservación de la lengua y la cultura catalana- valores y principios, importantes pero no decisivos para incentivar u alentar a los inmigrantes a defender Catalunya con ganas y compromiso, implicarse en esa defensa en realidad requiere más argumentos. Me gustan algunas de las tradiciones catalanas, desde los gigantes a saborear un pan con tomate, festejar y participar en el día de Sant Jordi y la noche de San Juan, disfruto de una sardana, participo en el festejo de San Antonio de Abad, admiro el valor de los castellers, aprendí no hace mucho que la butifarra no sólo se come sino que es un juego que genera mucha afición y en relación a la economía debo confesar que no me gusta que mis impuestos pagados aquí acaben financiando a otras comunidades que gracias a Catalunya viven mejor que nosotros y está muy bien ser solidarios pero también sería justo que trabajaran por su propia superación sin depender tanto del dinero que les llega de fuera. En ese caso siento como si me estuvieran metiendo la mano en mi bolsillo. Y no me gusta nada de nada.
El gran problema es que el actual sistema necesita el aval de las urnas para comenzar a cambiar las cosas y es ahí donde el 95 por ciento de los inmigrantes no decidimos nada de nada, pues no votamos. Le pregunto entonces señor presidente ¿cual sería nuestro papel en esa primera línea si no podemos decidir nada en las urnas, ni en leyes, ni en proyectos? ¿Cómo podríamos colaborar en el crecimiento de una nación? ¿Sólo con nuestro trabajo?
Desde mi punto de vista la primera línea comprende muchas cosas, la mayoría de esas cosas no son precisamente lugares que ocupen inmigrantes sino más bien todo lo contrario, no somos quienes tomamos decisiones ni tampoco, a la hora de decidir los destinos de Catalunya nuestro papel es determinante, de hecho no somos tenidos en cuenta, en todo caso, es todo lo contrario, se dictan leyes que sí deciden la suerte de los inmigrantes sin consultarnos, sin tener en cuenta ni nuestra voz ni nuestros aportes. Entonces ¿cual es su propuesta para que vayamos en primera línea? Somos muchos los inmigrantes que nos identificamos con los problemas que padece Catalunya, desde el dinero que deben desde Madrid al expolio al que somos sometidos los que aquí vivimos, de la misma forma que nos gustaría ver a Catalunya siendo un estado más en Europa, pero como le dije, señor presidente, la gran mayoría de los inmigrantes somos catalanes a medias, con suerte.
Así que le pediría, señor Artur Mas, presidente de Catalunya, que fuera un poco más claro a la hora de invitarnos a la primera línea, puede que seamos muchos los que queramos participar, pero queremos saber en qué, para qué, hacia dónde, qué Catalunya propone y hasta dónde está dispuesto a llegar para hacer de Catalunya un país posible y socialmente justo.
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