Cortinas de humo en Salt
El alcalde tiene sobre la mesa la ARU que se aplicará, renegociando lo que sea necesario, o anular. Pero después de deslegitimarlo, no será fácil convencer a los vecinos que es la opción más realista.
En 1992, cuando la demarcación de Girona tenía 18.000 extranjeros con papeles, incluyendo los jubilados europeos, a propuesta del recientemente fallecido Carlos Navales y del gobernador Pedro Navarro, se creó una comisión que elaboró lo que se conocería como Informe Girona. Una de las propuestas que harían sería que se llevaran a cabo planes de rehabilitación de zonas urbanas deterioradas, buscando una distribución de la inmigración, evitando la creación de guetos. Otra propuesta era adaptar el flujo de entrada a las necesidades del mercado laboral.
Estas últimas semanas, tras la subida electoral de Plataforma per Catalunya, muchos han dicho que el discurso racista conseguía porque había sido buenista. Yo discrepo. La inmigración venía de golpe, debido al crecimiento económico y del rechazo de los autóctonos a trabajar en ciertos sectores, y lo que se fue es autista. Me explicaba el ex ministro de Trabajo de Aznar, Manuel Pimentel: "Yo veía que el mercado pedía 200.000 inmigrantes nuevos al año, pero me decían que sólo diera papeles para 20.000". Esta fue la política de gestión del flujo: negar su magnitud, dejar que vinieran como irregulares y no ayudar a los ayuntamientos que tenían que gestionar su llegada, generándose guetos.
En unos lugares la inmigración se instalaba en barrios antiguos degradados. En otros, los bloques de pisos más económicos, construidos durante el franquismo. Así, aquel barrio Centro de Salt, donde había la vivienda más barato del área gerundense, acogió esta inmigración. Y sin atender las propuestas del Informe Girona, Salt pasa de poco más de mil inmigrantes en 1999 a diez mil en 2007. Y no fue hasta 2005, con la ley de barrios del tripartito, cuando los barrios antiguos de muchos municipios y algunos polígonos de viviendas, que ahora acogían la inmigración extranjera, fueron rehabilitados.
En ciertos barrios con mucha densidad se aplicaron proyectos de esponjamiento: el derribo de viviendas, rehabilitar el resto y hacer equipamientos. Y en Salt, con muchos pisos embargados por los bancos, se pensó en ésta como en la solución.
Quizá la propuesta no se explicó bien, quizá tenía elementos de incertidumbre que podrían renegociar, como las condiciones del realojo, con el período transitorio en que el piso estará en régimen de protección oficial. Pero Jaume Torramadé, como jefe de la oposición, calificó el convenio firmado por Iolanda Pineda con el ministerio y la Generalitat de "soufflé sin afianzamiento" y animó a los vecinos a rechazarlo. Con la línea de acoso a Pineda que se impuso estos años, la ministra y la alcaldesa fueron insultadas el día que se firmó el convenio del área de renovación urbana (ARU). No pretendo entrar en una guerra de números, pero de ARU se han hecho en muchos lugares y creo que la Generalitat y el ministerio sabían lo que firmaban.
La propuesta que ha hecho Torramadé para reducir el número de inmigrantes es una cortina de humo inviable. Pero en cambio tiene sobre la mesa la ARU que se aplicará, renegociando lo que sea necesario, o denunciar y anular. Pero después de deslegitimar a la calle y los plenos, no será fácil convencer a los vecinos que es la opción más realista para la vuelta al Centro y que deje de ser un gueto.
También es una cortina de humo el rechazo de Torramadé que se firmen acuerdos de reciprocidad con Marruecos para que los marroquíes puedan votar en las municipales como lo han podido hacer ya los ecuatorianos. Torramadé dice que harán partidos étnicos. Guste o no, los magrebíes o sus hijos votarán pronto, sea por reciprocidad, sea porque la mayor parte de los niños de piel más morena de Salt ya tiene DNI. Y en Francia o Inglaterra hay musulmanes en todos los partidos y no hay partidos musulmanes en los parlamentos.
Torramadé dejó que se extendiera la mentira que Pineda había autorizado la macromesquita salafista más grande de Europa en el polígono de Torre Mirona, dando alas a Plataforma, mentira que todavía tiene colgada dos veces en su Facebook. Y ahora tendrá que gestionar los permisos para que, cumpliendo todas las normativas, se construya una mezquita en Torre Mirona. Allí se decidió que se debían ubicar los nuevos centros de culto. No será ni la más grande de Europa, ni de Cataluña. Y guste o no, será porque en las sociedades occidentales se garantiza la libertad de culto de todos. /
Fuente
http://www.itacat.info/
En 1992, cuando la demarcación de Girona tenía 18.000 extranjeros con papeles, incluyendo los jubilados europeos, a propuesta del recientemente fallecido Carlos Navales y del gobernador Pedro Navarro, se creó una comisión que elaboró lo que se conocería como Informe Girona. Una de las propuestas que harían sería que se llevaran a cabo planes de rehabilitación de zonas urbanas deterioradas, buscando una distribución de la inmigración, evitando la creación de guetos. Otra propuesta era adaptar el flujo de entrada a las necesidades del mercado laboral.
Estas últimas semanas, tras la subida electoral de Plataforma per Catalunya, muchos han dicho que el discurso racista conseguía porque había sido buenista. Yo discrepo. La inmigración venía de golpe, debido al crecimiento económico y del rechazo de los autóctonos a trabajar en ciertos sectores, y lo que se fue es autista. Me explicaba el ex ministro de Trabajo de Aznar, Manuel Pimentel: "Yo veía que el mercado pedía 200.000 inmigrantes nuevos al año, pero me decían que sólo diera papeles para 20.000". Esta fue la política de gestión del flujo: negar su magnitud, dejar que vinieran como irregulares y no ayudar a los ayuntamientos que tenían que gestionar su llegada, generándose guetos.
En unos lugares la inmigración se instalaba en barrios antiguos degradados. En otros, los bloques de pisos más económicos, construidos durante el franquismo. Así, aquel barrio Centro de Salt, donde había la vivienda más barato del área gerundense, acogió esta inmigración. Y sin atender las propuestas del Informe Girona, Salt pasa de poco más de mil inmigrantes en 1999 a diez mil en 2007. Y no fue hasta 2005, con la ley de barrios del tripartito, cuando los barrios antiguos de muchos municipios y algunos polígonos de viviendas, que ahora acogían la inmigración extranjera, fueron rehabilitados.
En ciertos barrios con mucha densidad se aplicaron proyectos de esponjamiento: el derribo de viviendas, rehabilitar el resto y hacer equipamientos. Y en Salt, con muchos pisos embargados por los bancos, se pensó en ésta como en la solución.
Quizá la propuesta no se explicó bien, quizá tenía elementos de incertidumbre que podrían renegociar, como las condiciones del realojo, con el período transitorio en que el piso estará en régimen de protección oficial. Pero Jaume Torramadé, como jefe de la oposición, calificó el convenio firmado por Iolanda Pineda con el ministerio y la Generalitat de "soufflé sin afianzamiento" y animó a los vecinos a rechazarlo. Con la línea de acoso a Pineda que se impuso estos años, la ministra y la alcaldesa fueron insultadas el día que se firmó el convenio del área de renovación urbana (ARU). No pretendo entrar en una guerra de números, pero de ARU se han hecho en muchos lugares y creo que la Generalitat y el ministerio sabían lo que firmaban.
La propuesta que ha hecho Torramadé para reducir el número de inmigrantes es una cortina de humo inviable. Pero en cambio tiene sobre la mesa la ARU que se aplicará, renegociando lo que sea necesario, o denunciar y anular. Pero después de deslegitimar a la calle y los plenos, no será fácil convencer a los vecinos que es la opción más realista para la vuelta al Centro y que deje de ser un gueto.
También es una cortina de humo el rechazo de Torramadé que se firmen acuerdos de reciprocidad con Marruecos para que los marroquíes puedan votar en las municipales como lo han podido hacer ya los ecuatorianos. Torramadé dice que harán partidos étnicos. Guste o no, los magrebíes o sus hijos votarán pronto, sea por reciprocidad, sea porque la mayor parte de los niños de piel más morena de Salt ya tiene DNI. Y en Francia o Inglaterra hay musulmanes en todos los partidos y no hay partidos musulmanes en los parlamentos.
Torramadé dejó que se extendiera la mentira que Pineda había autorizado la macromesquita salafista más grande de Europa en el polígono de Torre Mirona, dando alas a Plataforma, mentira que todavía tiene colgada dos veces en su Facebook. Y ahora tendrá que gestionar los permisos para que, cumpliendo todas las normativas, se construya una mezquita en Torre Mirona. Allí se decidió que se debían ubicar los nuevos centros de culto. No será ni la más grande de Europa, ni de Cataluña. Y guste o no, será porque en las sociedades occidentales se garantiza la libertad de culto de todos. /
Fuente
http://www.itacat.info/
Comentarios
En este caso ¿como alguien puede ser ilegal en el s.XXI?
Ilegales han de ser sus acciones, no su cultura, religión o procedencia.
Hemos avanzado mucho, pero todavía queda mucho por recorrer.