Lleida resiste la acusada tendencia al descenso de inmigrantes en Catalunya

LOURDES CARDONA
LLEIDA


Lleida es la única provincia catalana donde aumentó la población extranjera en el 2010. Según los últimos datos disponibles del padrón de habitantes del Instituto Nacional de Estadística (INE), ganó 2.090 habitantes el año pasado, la mitad de los cuales son inmigrantes, un hecho que contrasta con lo sucedido en el resto de Catalunya, donde el número de forasteros descendió en 15.500 personas (hecho que no se producía desde 1999, según la Direcció General per a la Immigració de la Generalitat).

La causa del descenso del número de inmigrados en esta comunidad debe buscarse en la difícil situación económica. Pero ¿por qué Lleida se mantiene al margen de este cambio en el ciclo migratorio? Todo apunta a la economía productiva propia de un territorio que depende en gran medida del sector agroalimentario.
Esta es la teoría que sostienen la Generalitat y el economista y profesor de la Universitat de Lleida (UL) Ramon Morell. Morell atribuye el aumento de la población inmigrante por un lado al hecho de que Lleida sigue siendo la provincia catalana con el índice de paro más bajo y, por otro, a Guissona, un municipio cuya población se ha duplicado en la última década. «El éxito de CAG Guissona -una de las empresas con mayor peso del territorio- hace que año tras año contrate más mano de obra en origen. Así lo demuestra que Guissona sea el primer municipio español donde la población extranjera
supera el 50% del total», asegura.

LA CAMPAÑA DE LA FRUTA /

En cambio, para Jordi Garreta, profesor de sociología de la UL y coordinador del Observatori Permanent de la Immigració de Lleida, Guissona es un caso aislado. Garreta sostiene que más que de un aumento de la población foránea hay que hablar de «mantenimiento», ya que el año pasado la provincia recibió tres veces menos inmigrantes que en el 2009. Aun así, este experto coincide con Morell y la Direcció General per a la Immigració al atribuir a la peculiaridad de la economía leridana la razón que explica por qué los inmigrantes «resisten» mejor la crisis aquí. «Son muchos los que aguantan con la esperanza de encontrar trabajo en la campaña de la fruta», asegura Garreta.

MAYOR MOVILIDAD /

A su vez, para el catedrático de antropología social Carles Feixa, la ausencia de grandes industrias y la menor dependencia de sectores como la construcción explican que en Lleida exista más facilidad de recolocación y una mayor movilidad de la población inmigrante.
Pero los expertos no son los únicos que creen que Lleida ofrece mejores garantías de futuro. Gina Kasu, una joven rumana de 31 años, casada y con dos hijas y que lleva cinco años en Vallfogona de Balaguer (Noguera), comenta: «Mi marido escogió Lleida aconsejado por un amigo y le costó muy poco encontrar trabajo como pastor en el pueblo y yo puedo ganarme la vida realizando tareas domésticas para particulares». Pese a que la crisis la ha dejado con menos trabajo que años atrás, esta joven cree que el sector doméstico «ha aguantado» bien el tirón. Argumento que corrobora Garreta. Según este sociólogo, «las mujeres resisten mejor la crisis porque el sector doméstico sigue en ascenso, como lo demuestra que la reagrupación familiar siga estable».

EJEMPLO OPUESTO

 Menos le sonríe la suerte a Omar Charah, un marroquí de 46 años que lleva más de 23 aquí. Es el ejemplo que prueba que en las zonas donde la economía depende menos de la agricultura y la ganadería encontrar un empleo se complica. «Después de trabajar años en la hostelería o como quiropráctico, hace 10 meses que busco sin éxito», asegura Charah, que reside en Bell-lloc (Pla d'Urgell). «Tengo la esperanza puesta en la campaña de la fruta, pero me temo que somos demasiados los que buscamos trabajo», añade este padre de tres hijos casado con una catalana y presidente de la asociación Atlas-Magreb. No es su caso porque se considera «uno más, no un inmigrante». Sus hijos son nacidos aquí y afirma que no puede llevarlos «a un país con una cultura tan dispar», pero Omar dice que en la entidad que preside han constatado que
sí hay muchos musulmanes de Lleida «que optan por recapitalizar el paro
y emprender el camino de vuelta».

CAMBIOS EN EL 2011 / Los datos del padrón certifican que así fue en el resto de Catalunya en el 2010 y tanto Morell como Garreta como la Generalitat apuntan que este será el camino que seguirá Lleida este año.
Mamadú Nhamadjo, un joven de Guinea-Bissau de 35 años que desde hace un año trabaja en una granja de Bellmunt d'Urgell (Noguera), admite que volver a Senegal -donde tiene esposa y tres hijas- sería una opción si perdiera el trabajo. «Después de seis meses parado en Salt (Gironès) me vine a Balaguer hace cinco años y tras mucho recorrer caminos de la zona encontré trabajo recolectando fruta. Si perdiera el trabajo lo volvería a intentar, pero la situación ha empeorado mucho. Por eso no descartaría volver a casa».

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