Haz balance, hoy que puedes.

Las torres más altas se caen.

Puede uno pensar que es capaz de ir por la vida haciendo de las suyas impunemente y llegar al fin de los días sin que nadie ni nada te pille y al fin se te juzgue por ello.

Eso habrá pensado Hitler, Busch y algún ente más alrededor del orbe, pero, el siempre infalibel juez del tiempo acaba por condenarte, o por el contrario, premiarte si aquello que de forma desinteresada que has hecho por los demás ha pasado desapercibido.

No está mal con tener padrinos o personas que te arropen y hasta te guien y protejan si estás haciendo medianamente bien las cosas, al contrario, es muy positivo.

El tema cambia mucho si vas por la vida de Maquiavelo, o de parásito, alimentandote de las ideas de los demás, jodiendole la vida a gente que ni te conoce ni te ha hecho nada y a la cual menosprecias y subestimas.

Ahí es cuando se comienza a desmoronar tu fachada de persona inocente, capaz ( con ideas e iniciativas de los demás pero con el apoyo y logística a mano) con capacidad camaleonica, escondiendo bajo la piel de inocente cordero la funesta piel de lobo, el siniestro plumaje del carroñero buitre.

Y es que uno puede durante un tiempo y frente a determinadas personas una cara, pero es imposible no cometer errores que muestren tu verdadera personalidad, fría, calculadora, revanchista, maquiavelica, siniestra, malvada y ruin.

Eso sin tener en cuenta cómo accedes a un lugar, de la mano del jefe, sin otra cosa que tu ambición y su consentimiento,sin oposición, sin concurso, sin otra cosa que el "dedazo".

Las cosas edificadas desde el vamos sin cimientos buenos, sobre la arena del tiempo político y nada más, suelen acabar mal, sobre todo cuando no se cuenta con la capacidad intelectual suficiente, ni la capacidad de crear, por un tiempo "brotan" ideas de otros pero con tu sello y firma, pero los otros se dan cuenta y poco a poco silencian sus voces.

Y el tiempo corre, cambia, el poder es efímero, la gente y las ideas no, lo que hoy es un apoyo aparentemente sólido mañana puede ser tu tumba y quedarte muy muy solo/a.

Es allí cuando al fin desaparece el disfraz y se ve el individuo, ese día no está lejos, a lo largo de mi vida he visto muchos poderosos caer y seguor veré muchos más, a varios de ellos puede mirarlos a la cara y ver en sus rostros el desasosiego, el miedo, la derrota y hasta la certeza de que jamás gozarían del privilegio del lugar y puesto que ocupaban.

Tengo muchos defectos, muchas asimetrías, el mayor enemigo sigo siendo yo mismo desde mi franqueza y mi sinceridad, desde mi soledad al opinar y desde mi espontaneidad, al no contenerme algunas veces ante injusticias y putadas que algunos hacen.

El ser frontal y directo me ocasiona problemas, pero no tengo como tú, dos caras como el queso, no tengo colores políticos ni estoy atado a favores que debo, de la misma forma que puedo equivocarme, no hipoteco mis acciones y mi vida a un puesto de trabajo ni mucho menos aún, me vendo por necesidad.

Las diferencias son muchas, yo donde vaya soy yo mismo, con mis defectos y quizás, muy escondida, alguna virtud, pero soy y me muestro así, como soy, puedo mirar a una persona a la cara sin miedo, sin verguenza, dentro de mis errores y mis defectos soy transparente y sobre todo: no me mueve ni conmueve el dinero ni el poder.

Soy transparente y no tengo nada que esconder, lo cual no deja de ser una inmensa fortaleza, tú no puedes decir eso, te faltan principios, te falta materia gris y la poca que tienes la pones en uso para joder gente, no sabes de ética, ni de respeto por otros si a la hora de colgarse medallas las mismas están en tu cuello.

Ese ego y esa ambición estúpida serán los que sellen tu lápida, las torres más altas han caido, tu que no llegas ni a escalera imagina.

Dicen que el que ríe último ríe mejor, a lo largo de mi vida he llorado de impotencia algunas veces, pero por la razón que sea, Dios me ha concedido el honor de ver a esas personas llorar por mí y con muchas más ganas.

Sin embargo, no reí, sentí pena de ellos, los cuales se ahogaron en su vanidad y en medio de la propia mierda que habían tirado a los demás.

Hoy presiento que tu reinado de papel y barro tiene fecha de caducidad, que pronto estarás pensando si tanta porquería era necasaria, si tanto cagarle la vida a la gente valió la pena.

Algún día, como dijo Sting, los muertos bailaran sobre tu tumba, solo que estarás allí para verlo y será ya muy tarde.

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