"El estereotipo de que los inmigrantes quitan el trabajo es falso"

El argentino Diego Barceló tiene 39 años y es Licenciado en Economía por la Universidad de Buenos Aires. Actualmente trabaja como investigador para el IESE de la Universidad de Navarra y esta semana publicó el Indicador Laboral de Comunidades Autónomas (ILCA), un trabajo que analiza la salud de la economía en el primer trimestre de 2008. Las cifras del mismo revelaron que el paro entre los extranjeros crece al doble de velocidad (31,6% interanual) que el de los españoles (13,1%). Desde su despacho en Asturias, donde reside hace ocho años, dialogó con TribunaLatina.com.

-Algunos partidos políticos apuntan que en época de crisis los inmigrantes son un estorbo.
-Este colectivo se presta a cualquier tipo de demagogia. Pero en España el impacto del mismo depende mucho de la región y al tipo de trabajo al que se haga referencia. Mientras en Madrid uno de cada cinco trabajadores es extranjero, y en Cataluña significan el 18% de la masa activa, en el País Vasco o Galicía sólo representan un escaso 7%. Esto, sumado al hecho de que en este país –a diferencia de Francia o Australia- el arribo se produjo en un corto y reciente período de tiempo potenció la impresión de que ‘quitan el trabajo’, lo cual es un estereotipo falso. Si miramos el grupo de Trabajadores No cualificados, que es donde tienen más incidencia los de afuera, hay tres millones de ocupados. Y la mayoría (67%) siguen siendo los españoles.

-En el ILCA se comenta que nueve de cada diez nuevos puestos de trabajo caen en manos de extranjeros.
-Se presupone que el español tiene familia o más tiempo cotizado para cobrar el paro, por lo que puede permitirse elegir en tiempo y forma. El caso prototípico del inmigrante dice que está dispuesto a aceptar el mismo trabajo por una menor remuneración; eso jode al de acá porque denigra las condiciones, pero si no tiene una red de seguridad tiene que agarrarse de algo.

-¿Y los sin papeles?
-Los ilegales no tienen la opción de volverse a su país cuando lo deseen, por lo que acaban quedándose y aceptan cualquier sueldo. Esta necesidad objetiva es aprovechada por quien lo contrata. Se juntan el hambre y las ganas de comer.

-¿Cuántos de ellos estuvieron contemplados en el estudio?
-A ciencia cierta no se puede saber, porque los encuestadores de Población Activa se guían por las respuestas que les dan en los hogares y no piden papeles. Por ejemplo en el 2005 los datos arrojaron que hubo mucho crecimiento de empleo, pero en realidad eso se produjo por el proceso de regularización en el que los ilegales cambiaron su respuesta y dijeron que trabajaban.

-¿Estamos en una crisis profunda?
-Existe una desaceleración muy marcada, pero según las cifras aún no hay crisis. En números redondos, España crecía al 4% anual y ahora va hacia el 1%. Lo que ocurre es que la sensación térmica del frío es mayor porque el país estuvo en positivo durante 14 años consecutivos (1994). Un chico que hoy tiene 25 años vio crecer la economía desde que tiene uso de razón. Entonces ve la baja y se pregunta '¿qué pasa?'.

-¿No tiene que ver el estornudo de los Estados Unidos? Parece que ahora todos andamos con gripe por su culpa.
-A mí me gusta empezar y terminar el análisis en lo que puede hacer cada país, no utilizar el contexto internacional como el demonio de todos los males. Y la verdad es que la política económica en la primera legislatura de Zapatero no fue la más prudente.

-¿Por qué?
-Acá había una economía que crecía bien pero era muy claro que el sector de la construcción estaba sobredimensionado. En sus revisiones anuales, el FMI advertía que la vivienda era una exageración porque el peso que tenían en el PBI era el doble que en el resto de Europa. ¿Y qué hizo el gobierno? Justificar que no podía tomar medidas contra eso por conveniencia política. Ahora que el Banco Central Europeo aumentó las tasas de interés pasó lo que tenía que pasar y quedaron cientos de miles de pisos sin comprador. Al ser un sector tan relevante, te arrastra a toda la economía. Sumale que repuntó la inflación y que el salario real está planchado hace una década.

-¿Cómo salimos del pozo?
-El gobierno lanzó un plan para levantar la economía que no sirve. Y el ministro Solbes lo sabe. Hace poco dijo que se le agotaba “el margen de maniobra”. Y uno, entonces, puede decir ‘qué limitado que era’. Pero, en el fondo, es la verdad porque su gobierno gastó más de lo que debía. Como con la desaceleración cobra menos impuestos la balanza de las cuentas públicas queda nivelada de inmediato.

-No me contestaste…
-Esperá. La política económica es un tema político. Si mañana Zapatero se disfraza de Menem (NdeR: presidente de la Argentina desde 1989 a 1998) y pone un ministro que cambie el discurso, con un horizonte de desregulación, la economía se levanta. El Banco Mundial realizó un análisis de las leyes laborales en 178 países y España acabó en el puesto 158 porque es una de las más rígidas. Una empresa tiene que pedir permiso para echar a diez empleados. Eso explica, en parte, el porqué hay tanta temporalidad: son una vía de escape para flexibilizar de facto. Todos lo saben pero nadie se quiere mojar. Otro caso es que en gran parte del país está prohibido que abran las grandes superficies comerciales los domingos. Eso supone un despilfarro de capital porque un séptimo de los días no pueden utilizar sus instalaciones. En cambio, si los abrís, el dueño tiene que contratar a más gente y se generarían más ventas.

-Mmm... la flexibilización no suele acabar en más puestos, sino en peores condiciones para los que están contratados actualmente.
-Es verdad, pero en España el mercado ya está muy segmentado. Tenés a los funcionarios públicos con condiciones de reyes, los indefinidos, los temporales, los autónomos y los desempleados. La diferencia entre el primero y el último es incompatible con una sociedad democrática y es producida por la actual ley laboral. Está claro que si vos liberalizas es un tema muy árido, pero pongo el foco en los más de dos millones de personas, el 9% del país, que no tienen trabajo. En la UE sólo Eslovaquia tiene un desempleo mayor que el de España.

-¿Entonces?
-Con la política monetaria en manos del Banco Central Europeo el gobierno sólo puede manejar las expectativas e invertir un programa de reformas. Con Solbes la economía se encuentra encorsetada y hay que liberaralizarla; por ese camino está la solución.
Fuente: tribuna latina

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