Duran y su desfasada idea sobre el futuro de Cataluña

Por ILIER NAVARRO

Periodista, Directora de RedInmigrante.es

Josep Antoni Duran i Lleida llama, a veces, la atención por la cordura que parece mostrar en su postura política frente a grandes temas. Pero siempre hay excepciones y el gran tema de la Inmigración parece quedarle grande.

Cuando escuché su advertencia sobre que la mayoría de los niños que nacen en Cataluña son hijos de padres extranjeros y, acto seguido, advirtió que se trata de ‘un problema’ y que ‘así como vamos ahora, no vamos bien’, ha mostrado con una claridad prístina cómo la xenofobia puede estar tan intrínsecamente ligada a los valores más básicos de una persona que pasa desapercibida a sus sentidos. O no. Porque en política nunca se sabe. Como advirtió una vez alguien, ‘las palabras nunca son inocentes’.

Por lo visto, cada campaña Duran i Lleida conmina a los catalanes de origen a tener más hijos para que Cataluña ‘no tenga fecha de caducidad en el futuro’.

Pero antes del futuro, deberíamos hablar del presente, de la realidad actual de Cataluña. Hoy hay catalanes cuyos ancestros han sido siempre catalanes. Hoy hay catalanes cuyos padres han nacido en otros puntos de España. Y hoy hay catalanes que han nacido de padres inmigrantes. Pero todos ellos son catalanes y todos ellos son Cataluña.

Muchos de esos niños tendrán en su documentación la nacionalidad de sus padres, pese a haber nacido y crecido en Cataluña. Seguramente podrán conversar y escribir en catalán. Quizás la única realidad que conocerán será la catalana, aunque en su documentación diga que son de otros países pese a haber nacido aquí porque así lo establece la actual legislación. Pero son catalanes. Porque, seamos claros y honestos, ¿qué otra cosa pueden ser esos niños sino catalanes, si lo único que han visto en toda su vida ha sido Cataluña y sus habitantes?

Y ahora hablemos del futuro. Ellos serán los catalanes del futuro: ellos serán parte de la sociedad catalana, le pese a quien le pese. Creo que ya lo he dicho en otras columnas que he escrito en este espacio de ‘Opinión sin Fronteras’, pero Cataluña hoy es otra. Y España entera hoy es otra España. Un país con una sociedad diferente a la de hace diez, veinte o treinta años. Será peor para algunos y será más rica e interesante para otros. Pero es una Cataluña y una España muy distinta a lo que habíamos conocido.

Asumirlo, aceptarlo, facilitar la convivencia en esta nueva sociedad, plantear un proyecto de país, mirar hacia el futuro en este contexto resulta indispensable para que no se destruya la convivencia y mantengamos ciertos niveles de bienestar. Hay que estar a la altura de este desafío.

Con su discurso, el señor Duran i Lleida ha mostrado no estarlo. Sus palabras suenan a ‘pureza de sangre’, un concepto que tanto ha hecho sufrir al continente europeo y que es una de sus mayores vergüenzas históricas. Ojalá recapacite sobre lo que hoy es Cataluña y no sobre lo que fue ayer. Le hará un favor a todos los catalanes y a sí mismo, si quiere seguir en política.

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