Importancia de la inmigración
NACIMIENTOS
El efecto de la inmigración en la demografía catalana es especialmente destacable en los nacimientos. Los 44.802 recién nacidos en 1998 se convirtieron en 66.766 niños de 10 años en el 2008. O lo que es lo mismo, un tercio de los niños de 10 años --más de 21.000-- nacieron en el extranjero. Estas cifras menguan en cuanto se reduce la edad estudiada por cuanto, una vez establecidos en Catalunya, los hijos de los inmigrantes ya no nacen, lógicamente, en el país de sus padres, sino en la misma comunidad catalana.
POCOS EXTRANJEROS
Solo el 7,3% de los niños de Catalunya que tienen 12 meses han nacido fuera de esta autonomía. El aumento de los nacimientos y el mantenimiento de los índices de mortalidad ha hecho posible que esta comunidad haya acabado con una de sus preocupaciones más recurrentes a finales del siglo XX: el crecimiento vegetativo negativo que, en aquella época, mereció incluso más de una comparación con la envejecida Alemania. El año más crítico fue 1995, cuando los nacimientos igualaron a las defunciones, es decir, hubo crecimiento vegetativo cero. Eso sí, el saldo final de ese año fue incluso negativo, puesto que se perdió población debido, en parte, al goteo de inmigrantes de los años 60 que regresaron a sus regiones natales una vez alcanzaron la preceptiva edad de jubilación.
JUBILACIONES
El cómputo de la población entre 0 y 15 años, por último, supone toda una alegría para las generaciones que en años venideros cobrarán la jubilación. En 10 años, este segmento ha pasado de 926.184 personas a 1.150.607, lo que supone un incremento del 24%.
El efecto de la inmigración en la demografía catalana es especialmente destacable en los nacimientos. Los 44.802 recién nacidos en 1998 se convirtieron en 66.766 niños de 10 años en el 2008. O lo que es lo mismo, un tercio de los niños de 10 años --más de 21.000-- nacieron en el extranjero. Estas cifras menguan en cuanto se reduce la edad estudiada por cuanto, una vez establecidos en Catalunya, los hijos de los inmigrantes ya no nacen, lógicamente, en el país de sus padres, sino en la misma comunidad catalana.
POCOS EXTRANJEROS
Solo el 7,3% de los niños de Catalunya que tienen 12 meses han nacido fuera de esta autonomía. El aumento de los nacimientos y el mantenimiento de los índices de mortalidad ha hecho posible que esta comunidad haya acabado con una de sus preocupaciones más recurrentes a finales del siglo XX: el crecimiento vegetativo negativo que, en aquella época, mereció incluso más de una comparación con la envejecida Alemania. El año más crítico fue 1995, cuando los nacimientos igualaron a las defunciones, es decir, hubo crecimiento vegetativo cero. Eso sí, el saldo final de ese año fue incluso negativo, puesto que se perdió población debido, en parte, al goteo de inmigrantes de los años 60 que regresaron a sus regiones natales una vez alcanzaron la preceptiva edad de jubilación.
JUBILACIONES
El cómputo de la población entre 0 y 15 años, por último, supone toda una alegría para las generaciones que en años venideros cobrarán la jubilación. En 10 años, este segmento ha pasado de 926.184 personas a 1.150.607, lo que supone un incremento del 24%.
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