TROZOS DE VIDA DE UN INMIGRANTE (yo mismo, en este caso)

No es fácil para quienes hemos dejado atrás nuestra tierra y nuestras cosas no derramar de cuando en cuando una lágrima en tributo a los recuerdos y la nostalgia que a veces nos invade y nos trae olores imaginarios de aquellas calles o aquellos seres queridos que soñamos con algún día regresar y aún por una última vez poder compartir algunos momentos con ellos.
Quedan atrás amigos, vecinos, compañeros y toda una vida que habías ido construyendo y en la cual había una casa en la cual pusistes miles de horas de trabajo, un día decides que los ladrillos de esa casa no son alimento para tus hijos, que no es plan terminar tus días como un paria si tienes un oficio además de dignidad y amor propio.

Ver a tu hija o hijo bachiller o algo más es bueno,pero si con título y todo acaba en un super o en limpieza te replanteas todo, eso no es le futuro que querias para ellos, entonces comienza la otra etapa, luego de 14 años en la misma empresa, el descalabro regional lleva a que cierre, así que de soldador pasas a descargar bolsas de arroz en barcos, a conductor, a camarero, a vendedor donde descubres que para algo sirivieron todas aquellas horas de tertulia política con tus amigos.
Resulta fácil vender, escalas posiciones y te conviertes en jefe de ventas,venga, aún queda algo, a remar que se llega.
Pero llega el corralito y al paisito también le vacian los bancos, adiós a vender, pero surge el conducir un camión desde las 4 am a las 14 pm, resultó que a uno de los acompañantes le cortan el cuello por algo mas de 400 pesos (12 euros) y un móvil, así que el conductor-su padre- decide dejar todo y allí pasas a ese camión, en una de las zonas más conflitivas de la capital.
Pero no me asaltan en todo el tiempo que estoy allí, es más, me cuidan y es la leche que vendo la primera en desaparecer de las neveras de los colmados, las ventas aumentan un 30 por ciento y al paso del camión "la gurisada" los niños nos saludan, saben que al salir del barrio tendrán algo de yogur bebible y algunos que otros litros de leche que engañarán el hambre.
Y eso lo saben sus madres y padres, los mismos padres que el día que quisieron asaltarte les distes leche como dinero y eso cambió todo, sabína que te jugabas el trabajo por unos litros de leche.
Entonces te esperaban y te la pedían, pasas a ser al que más litros de leche se le pinchan pero al único que no asaltan y encima las ventas suben, así que te llaman de la cooperativa, te preguntan dónde está el truco y cuando se lo dices deciden aplicarlo al resto de zonas rojas.
Consiguen así un incremento de ventas y una drástica diminución de asaltos a los camiones, mientras tanto las horas de trabajo se acumulan transformadas en dólares para ese billete de avión.
No hay días libres, el objetivo de sacar a tu familia rumbo a un presente mejor y un futuro posible es el pago.
Y llega ese día, una tarde gris con amenaza de lluvia, los abrazos y las lágrimas y justo cuando cruzas laúltima puerta rumbo al avión querés que tu hijo pequeño de sólo 3 años casi 4 te dedique esa última mirada.
Por suerte en el avión no tenés a nadie a tu costado, tenés 10 minutos para llorar tranquilo antes de que aterricen en aeroparque, luego 4 horas más tarde el 747 te llevará rumbo a Madrid donde con suerte seguirás rumbo a Barcelona y desde allí a Puigcerdá.
Y comienzan los días interminables, los fines de semana son una tortura y el consuelo llega cuando de tarde en tarde y sin contener ni poder por más que quieras la lágrimas a ver a tus hijos en una pantalla.
¿que si es duro? madre mía, muchísimo.
A los 6 meses, un día muy especial, un 19 de marzo, día del padre y fecha del aniversario de bodas, llega la familia a Barcelona.
Piena uno entonces que ahora sí, ya está, todos juntos y no, la vida te dá algo pero algo tiene que quitarte, tus padres, tu familia, todo lo tuyo está allí y vos decidís recomenzar tu vida lejos de todo lo que más querés.
Te conviertes en un prisionero de la cárcel que tú mismo has decidido construir, pero es esa cárcel la que dará esa oportunidad que tu tierra te niega para tí t y tus hijos, así que aceptas y sigues, el precio vale la pena.
Pero la vida te tiene preparado un par de golpes como tributo a esta relativa tranquilidad o estabilidad que has comenzado a tener tú y tu familia, fallece tu suegro y no se puede viajar y casi un año después tu madre.
Esas son historias de desarraigo, de pena, de dolor, de pocas alegrías, de tener que recomenzar porque la vida no da ni quiere darte tregua.
Son historias de añoranzas, son penas que van de contínua compañía, es la procesión que llevas cada día.
Te planteas entonces el implicarte en temas que te lleven a pertenecer a esta tu tierra adoptiva, a la famosa y necesaria integración.
Y entonces descubres que la nueva etapa está plagada de puertas que se cierran, de desconfianza, de rechazo mudo, de gente que tiene el poder de hacer que se construyan muros invisibles para que esa integración se te ponga dificil.
Pero existen fisuras hechas por personas que sí desean que te integres, comienzas a sentir el apoyo y como todo lo que has hecho a lo largo de toda tu vida, vuelves a comenzar porque, al fin y al cabo parece que al final del túnel hay algo de luz.
Porque después de todo, tu hija te dió una nieta, porque hay personas que sí creen en tí y porque dentro de tu porfía sigues pensando que algún día puede que la vida baje un poco la guardia y te dé un respiro.
Por que no eres el único que pelea por lo mismo y eso hace que tus fuerzas no decrezcan.

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