LAS MUJERES INMIGRANTES EN ESPAÑA

El envío de remesas esconde desgarros familiares, rupturas matrimoniales, hijos descontrolados, pérdida de afectos, depresiones, malos tratos y suicidios



El masivo desembarco de divisas ayuda al desarrollo, pero esconde desgarros familiares, rupturas matrimoniales, hijos descontrolados, pérdida de afectos, depresiones, malos tratos y suicidios. Son los daños colaterales de la inmigración, fundamentalmente femenina: el drama invisible. "No sé si hice bien en venirme a España", dice Luz Marina, cuidadora de una anciana española.

La mayoría de las mujeres separadas de sus esposos e hijos por la inmigración sufre las dolorosas consecuencias de una lejanía y un reagrupamiento que tarda en llegar, o fracasa porque los miembros de la familia ya no se aceptan, ni se reconocen. Apenas hay estadísticas sobre un fenómeno que se sufre calladamente, sin registro demoscópico.

Las mujeres latinoamericanas abrieron el camino en España en condiciones penosas: cuidan hijos ajenos y sufren el distanciamiento de los propios. Durante el arduo proceso hacia la regularización, numerosas mujeres perdieron al marido, que las olvidó o se emparejó de nuevo en Quito, Cali o Santo Domingo.

Muchas veces el dinero de las remesas se agota en dispendios, proyectos irresponsables o estafas. "No sabe la cantidad de mujeres que salen llorando del locutorio y tengo que consolar. O es el marido, o los hijos, o la madre o el dinero, pero siempre problemas", resume el encargado de un locutorio en el distrito madrileño de Ciudad Lineal. Muchas pierden el trabajo y acaban en la prostitución, una actividad que ocultan a sus familias. El 80% de las 300.000 mujeres que se prostituyen en España, según estimaciones, son extranjeras en situación irregular, y por tanto más expuestas a los abusos.

España cuenta con 1.700.000 mujeres inmigrantes, con una media de 34 años de edad, el 80% de ellas empleadas en el servicio doméstico, el comercio y la hostelería, según datos oficiales. El 54,2% de la inmigración latinoamericana es ahora femenina, pero hace seis años representaba casi las dos terceras partes, de acuerdo con un estudio del Fondo de Naciones Unidas para la Población.

Rosa Peris, directora del Instituto de la Mujer, constata que aumenta el número de mujeres protagonistas de proyectos migratorios autónomos para mejorar sus condiciones de vida "y aliviar las formas de control social tradicionales, y que no quieren reproducir los modelos de vida de las mujeres de su entorno, que quieren estudiar y ejercer una profesión". Son mujeres pioneras que pagan cara su emancipación.


FUENTE: DIARIO EL PAÍS

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