Minoría sin posibilidades de expresarse.

Minoría sin posibilidades de expresarse.

Somos según datos, algo más de 1 millón de inmigrantes en Cataluña.

De ellos, los mejores valorados seguimos siendo los latinoamericanos, incluso creo que los que más presencia tenemos en medios de comunicación, creados por nosotros mismos en su mayoría.

Revistas latinas gratuitas ya son comunes en Barcelona, patrocinadas en gran parte por firmas dedicadas a la venta de productos latinos, algo más lejos y con menos notoriedad, varias publicaciones electrónicas o digitales, que tienen su hueco en la red.

Aún así sigue siendo una minoría controlada mediaticamente con pocas posibilidades o nulas, incluso, de defenderse, de expresarse, de dar nuestra opinión, de decir nuestra verdad.

No existe ningún medio de comunicación escrito de alcance catalán que permita esa oportunidad a los inmigrantes, menos aún si este sólo se expresa en castellano.

Siguen, por lo tanto, sin querer escucharnos, sin querer conocernos, sin brindarnos la oportunidad de contarle a su gente qué pensamos, cómo vemos los inmigrantes los acontecimientos políticos, culturales o sociales del día a día catalán.

La totalidad de medios de comunicación catalanes vinculados a la prensa escrita sigue sin abrir las puertas a los inmigrantes, se limitan como máximo a comentar desde su punto de vista y con algunos artículos puntuales de opinión a comentar de cuando en cuando algo relacionado a inmigración.

Y casualmente el 90% de esas veces no salimos bien parados, sea por temas de convivencia vecinal, sea por robos (que en titulares destacados resaltan el origen de los cacos) sea por problemas de integración, sea por temas de educación o de salud e incluso lingüísticos.

Pero todos esos medios que nos marginan de cierta forma, a la mínima oportunidad dedican sendos espacios a políticos que sí hablan de nosotros.

O si se publican estadísticas, vemos alguna nota –pequeña si es positiva y amplia si son datos negativos- publicada. Pocas veces consultan a los inmigrantes y cuando lo hacen buscan la opinión de aquellos que supuestamente representan a muchas entidades.

No valemos un trabajo de investigación. No somos importantes como para escarbar sólo un poco y poder descubrir colores, matices, que están allí, con cientos de historias por contar, con miles, millones de opiniones y por qué no, denuncias por hacer o irregularidades por contar.

Además de no escribir en catalán, para poder expresar nuestra opinión de forma regular y establecer así un puente más de acercamiento, de conocernos, de que sepan cómo pensamos, cómo vemos la realidad del día, tendríamos que ser personas mediáticas, con algún título detrás que les de ciertas garantías.

A estas alturas el hecho de no escribir catalán permite callar a muchos inmigrantes, les cierra puertas, les niega oportunidades, eso y el hecho de que los medios incluso no publican ni las cartas de 15 líneas que según sus propias palabras podrían publicar si las mismas se encuadran dentro del respeto y la lógica que encierra una opinión.

Las cartas de los lectores de la mayoría de los diarios que se publican en Cataluña no incluyen a los inmigrantes que desean dar su opinión, es un hecho, basta leer los diarios.

Menos aún pretender que aún en una mínima parte de esa prensa se busque dar voz a una minoría.

Como mucho, alguna curiosidad, algún inmigrante que habla catalán y concurre a la universidad, algún imán que se queja por que le cierran su lugar de oración…………..

Pero sí hablan y rápido de un inmigrante si éste los pone en la gloria, no importa si habla catalán o ruso, o incluso si llevando aquí más de media vida, incluso si es Cataluña y su club quien le ha dado todo lo que es y lo que tiene, no importa, es fulano de tal, es un genio en lo suyo y nos regala titulares casi cada día.
Podemos poner algunos apellidos de aquellos que llevan años en Cataluña y siendo ídolos para muchos, no hablan, ni esfuerzo que hacen por hablar catalán, pero con el cual muchos catalanes matarían por estar cerca de ellos o por un autógrafo suyo.

Pero los que construimos Catalunya en su día a día no. Ni opinar, ni ser escuchados, ni darles la oportunidad de contarles a los catalanes nada.

Esos son los medios de comunicación que tiene Cataluña. Algunos podrán excusarse en la comodidad que les otorga una lengua propia, otros, en que no tenemos la formación adecuada, o que los temas que queremos tratar no son de interés para la mayoría, o peor: que no vende.

Y entonces entramos en la discriminación silenciosa, en la conocida inmigrafobia, en esos muros invisibles que levantan los que tienen el poder y les dan espacios a los autóctonos que sí tienen todo para decir desde sus a veces complicados y en ocasiones indescifrables artículos.

Lo curioso es que la mayoría de los catalanes comunes no entienden algunos artículos de opinión por que más que opinión parecen según ellos artículos escritos en clave, para que lo entiendan físicos pero no personas.

Y muchos inmigrantes quieren hablar, opinar, dar su punto de vista, decir qué pensamos.

En lenguaje de bar, como ahora mismo, sin palabras rebuscadas, sin grandes ni brillantes artículos, sino desde la sencillez que otorga ser un simple hijo de vecino.

Por desgracia aún nos queda mucho camino por recorrer, muchos muros por derribar, pasarán años antes de que algunos cuantos diarios catalanes comprendan que el delito de no expresarnos por escrito en catalán es también la oportunidad perdida de acercarnos más.

Mientras tanto, algunos directores plantarán cara a los que hablamos castellano por que nos consideran personas que ofendemos y formamos parte de los detractores de una lengua propia.

El día que nos escuchen hablar se llevarán una sorpresa, lástima que habremos perdido tiempo.

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