GEGANTS, Ese mundo que algunos no conocen

Hablemos de gegants, desde el punto de vista de quien casi acaba de conocerlos.

Llevo en Cataluña casi 5 años y desde el 5 de enero de 2004 en la cabalgata de reyes de ese día en Puigcerdá, Roser Peñarroja en ese momento cap de colla, nos invitó a participar en lo que sería luego para mí y luego para mi familia una aficción de la cual nos será difícil desprendernos.

Cómo transmitir en letras emociones y sentimientos.

Cómo hacer llegar a quien lee estas letras qué se siente al portar un gigante, al formar parte de la familia gegantera, del Món Geganter.

¿Alguna vez ha visto la expresión de un niño al recibir un regalo?

¿Y la expresión de una persona en un momento de felicidad o de euforia?

Algo de eso es lo que quienes portamos un gegant sentimos, es imposible de describir el grado de sastifacción que uno alcanza al ver la expresión de un niño al paso de los gigantes, o al hacerlos bailar.

Desde el momento de "plantar" los gigantes ya los viandantes comienzan a hacer sus fotos, los abuelos o padres acercan a los niños e intentan explicarles qué son, pero junto a esos niños, esos abuelos o padres no pueden ocultar en sus rostros la emoción de contemplar de cerca el gigante, el tocarlo, el hacer fotos.

Allí uno comienza a vivir la fiesta, y cuando las grallas comienzan a sonar, el impulso de llevar el gigante y hacerlo bailar es muy fuerte, tanto que muchas veces antes de la cercavila ya lo ponemos en medio de la calle y arrancamos los primeros aplausos.

Y eso no tiene precio, es algo mágico, algo increible, algo único, imposible de trasladar eso instantes y esas vivencias a las letras, hay que vivirlo y disfrutarlo.

Pero eso es sólo el comienzo, la cercavila hace subir a niveles únicos la adrenalina, la cercavila logra que uno disfrute de forma tal que sólo es comparable a cuando uno festeja el gol del club de sus amores, o cuando comparte la dicha de un evento en donde aquellos que más queremos están entre nosotros.

Luego viene el baile en la plaza, otro momento cumbre que culmina con un brindis o alguna comida en donde la fiesta no hace más que seguir.

Allí la camaradería es moneda común, el sentirse en familia, que es eso en definitiva el Món Geganter, una inmensa familia, al grito de larguísimas FALERA se suceden los abrazos, se entremezclan nuevamente las grallas, las invitaciones a fiestas mayores, pero sobre todo, se viven momentos en donde el clima que te rodea es de optimismo, de compañerismo, de fiesta, de la alegría de compartir una tradición muy muy antigua.

El mundo de los gigantes es mucho más que eso, es el unir familias, el unir pueblos, el compartir momentos muy buenos y otros no tanto, como la pérdida física de un compañero, o el estreno de una nueva pareja de gigantes e incluso el saber que una nueva colla nace o se suma a esta gran familia.

Es un mundo increíble,único,que te invito a vivir desde dentro.

Gigantes, la excusa para compartir cosas, para hacer amigos, para representar tu villa, pueblo, ciudad o la misma nación catalana, gigantes, un mundo lleno de cosas positivas, lleno de historias, plagado de gente que transmite energía, buen rollo, un lugar en donde lo imposible no existe, un mundo en el cual no existe otra cosa que la mentalidad positiva, la participación, la solidaridad, el valor de la palabra, el valor de la familia.

Por eso amo el mundo de los gigante, por eso un puñado de recién llegados nos hemos reuniendo a lo largo y ancho de todo el territorio catalán, es raro no ver hoy una colla que no tenga un recién llegado, sea este de Africa o Sudamerica.

Gigantes, un mundo maravilloso que más de uno debería, al menos una vez en la vida entrar y participar, quizás pueda descubrir en este mundo valores que se mantienen muy en alto.