Se termina la fiesta señores

Ya somos menos en la comarca,se estima que al menos un millar de inmigrantes han abandonado la cerdaña, muchos, la mayoría hacia otros puntos del territorio español y algunos optaron por el regreso definitivo a su tierra natal.

La coyuntura actual deja entrever que no será al menos por tres años que España podrá, si lo hace, retomar la senda del crecimiento, aunque todos coinciden con que esto no será lo mismo y que el consumo casi demencial no regresará.
La construcción, motor principal de la comarca y del territorio español en sí, se ha parado en seco.

Ahora la villa de Puigcerdá y la comarca entera podrán, a mediados del mes de julio el impacto verdadero que la actual situación ha producido en la población, tenemos datos concretos que nos permiten vaticinar que una vez culminado el ciclo escolar, se producirá un importante movimiento de personas, sobre todo de inmigrantes.
Solo entonces se sabrá por ejemplo si de verdad la villa necesita otro colegio, todo apunta a que no será así y que la población verá cómo de forma notoria y sensible, desciende demográficamente.

No sólo los inmigrantes se marchan, también lo harán algunas decenas de españoles que regresarán a lugares de origen o intentarán buscar en otra región de España una mejor calidad de vida.
La fiesta se termina, la alegría del consumismo y los altos alquileres tambien, aunque nadie festejará por el comienzo de una era más calmada, donde todos sin excepción mirará precios, en donde ha llegado la hora de ver la realidad de que hay que apretar el cinturón.

Pero creo que lo peor aún no llega y que será a partir de setiembre cuando veremos un incremento sensible en el paro, por lo que eso repercutirá en la comarca de forma muy negativa, que el cierre de negocios apenas comienza y que la marcha de cientos de inmigrantes puede amortiguar de forma sustancial ese bajón.
Desde NOUS CIUTADANS vemos este momento con preocupación más allá de que nuestro colectivo es y será el más perjudicado ante el oscuro panorama que se nos presenta.

La comarca, de todas formas, seguirá necesitando de mano de obra extranjera, especialmente en el sector hostelería, pero los empresarios y los políticos locales deberían hacer un llamado a todas las fuerzas sociales de la comarca, escuchar y recibir ideas que pongan a la comarca a trabajar por alternativas a la hoy por hoy única y exigua opción: el turismo.

Debemos de trabajar en esa búsqueda de alternativas que permitan a la cerdaña contar con recursos fuera de la construcción (lo poco que queda) y de la hostelería que se verá menguada dada la actual coyuntura.

Pensar en opciones como pequeñas indutrias compatibles con el entorno, entre otras cosas, relanzar y potenciar el área destinada a la ganadería y lo relacionado a la agricultura, pensar en cada opción diferente a todo lo que hoy hace mover la economía cerdana, es esa la opción o ver cómo lentamente la vida de la cerdaña hasta hoy dinámica y pujante acaba siendo solo un recuerdo.

Uno de los termómetros será entre otros, el próximo año escolar, donde sin duda se verán decenas de escolares menos, algunos verán con alegría que quedan pisos libres, mientras otros comenzarán a notar más vacias las calles de la villa.

Podrán, muchos, y en corto espacio de tiempo hasta qué punto los inmigrantes gravitabamos en esta zona de la misma forma que lo hacíamos en media España.

Queda claro, la fiesta se termina, en lugar de trajes, algunos verán reducidos sus beneficios,en seguridad social o en alquileres abusivos, en horas de limpieza pagados a precios tirados, pero además en bares más vacios o en pagar ese 13º sueldo que se ahorraban con más de un inmigrante.

Habrá que darse una ducha de realidad, como se suele decir, lo bueno dura poco y esta fiesta tiene ya fecha de caducidad.

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