Ecuatoriana denuncia abuso de poder y maltrato policial
Le pidieron el DNI sólo por su aspecto
Zulma Sierra>Latino Barcelona
Cuando a Sara Mejía Segarra se le acercó un hombre pidiéndole identificación, ella pensó que se trataba de un atraco.
“Estaba saliendo del tren, el viernes 16 de abril al mediodía y este hombre, vestido de civil, me pidió el DNI con tanta agresividad que pensé que me iba a robar. Desconfié porque no traía uniforme y me mostró su placa rápidamente. Como me negué, me dijo que me llevaría a la Comisaría”.
Natural de Azuai (Ecuador), Sara lleva 19 años aquí y tiene la nacionalidad española. “Está claro que me paró por mi color de piel, pero lo que más me molestó fue el trato recibido. Cuando salimos de la estación, sin cámaras de vigilancia de por medio, me puso los brazos para atrás y me golpeó la espalda con su rodilla. Me produjo un tirón en la columna”, explica esta mujer, operada por hernias discales.
“Sólo creyeron en mi dolor cuando les mostré la cicatriz en la columna y no quisieron llevarme al Hospital Vall d’Hebron donde sigo tratamiento, sino que me dejaron en el Centro de Atención Primaria de la calle Manso. Ahí no podían hacer mucho por mí”.
Sara ya ha interpuesto una denuncia y está dispuesta a llegar hasta el final. “No quiero indemnización. Sólo pido justicia. No podemos permitir que nos traten mal sólo por ser inmigrantes”, insiste. Ella cuenta con el apoyo de la ONG SOS Racisme que se personará “en la acusación alegando detención ilegal y abuso de poder”.
Zulma Sierra>Latino Barcelona
Cuando a Sara Mejía Segarra se le acercó un hombre pidiéndole identificación, ella pensó que se trataba de un atraco.
“Estaba saliendo del tren, el viernes 16 de abril al mediodía y este hombre, vestido de civil, me pidió el DNI con tanta agresividad que pensé que me iba a robar. Desconfié porque no traía uniforme y me mostró su placa rápidamente. Como me negué, me dijo que me llevaría a la Comisaría”.
Natural de Azuai (Ecuador), Sara lleva 19 años aquí y tiene la nacionalidad española. “Está claro que me paró por mi color de piel, pero lo que más me molestó fue el trato recibido. Cuando salimos de la estación, sin cámaras de vigilancia de por medio, me puso los brazos para atrás y me golpeó la espalda con su rodilla. Me produjo un tirón en la columna”, explica esta mujer, operada por hernias discales.
“Sólo creyeron en mi dolor cuando les mostré la cicatriz en la columna y no quisieron llevarme al Hospital Vall d’Hebron donde sigo tratamiento, sino que me dejaron en el Centro de Atención Primaria de la calle Manso. Ahí no podían hacer mucho por mí”.
Sara ya ha interpuesto una denuncia y está dispuesta a llegar hasta el final. “No quiero indemnización. Sólo pido justicia. No podemos permitir que nos traten mal sólo por ser inmigrantes”, insiste. Ella cuenta con el apoyo de la ONG SOS Racisme que se personará “en la acusación alegando detención ilegal y abuso de poder”.
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