el parón

Ayer leia en un blog amigo un comentario acerca de inmigración, relacionado a la comarca donde vivo.
Y en relación al mismo, he pensado en mi llegada a España, al igual que cientos de miles de inmigrantes,llegué a esta tierra sin que nadie me invitara, sin papeles, sin trabajo, apostando a la suerte, buscando lo que mi país me negó, lo que mi país o la clase política que hasta ese entonces y durante mas de 50 años no pudo o no quiso darle a su gente.
Así que aburrido de tanta palabra y tan pocos hechos, de tanto terrorismo de estado, de tanta hipocresía y de ver que toda la región estaba igual, decidimos un día junto a mi esposa, probar suerte y fué así como un bolso de viaje con algo de ropa, con el corazón encogido por dejar atrás mis dos hijos y mi esposa, con el lógico miedo a otro fracaso, subí al avión.
Consciente de que si encontraba aquí la forma de volver a empezar, mis hijos harían aquí su vida y que el regreso a la patria sería poco más que una quimera, puse mis pies en Puigcerdá una mañana de setiembre.
Mi país no es ni remotamente parecido a Cataluña, allí no nieva, y a pesar de la corrupción que había, los dineros públicos se cuidaban más, aunque aquí aún se mantienen algunos valores en alto, como lo son la familia, la amistad y la palabra.
Me costó mucho aceptar estar lejos de mi familia y tuve la suerte que a los 6 meses, a tan solo 5 días de la masacre de Atocha, ellos pisaban EL PRAT, comenzabamos entonces, a labrar una nueva vida, dejando para siempre y solo en los recuerdos, nuestra amada patria, con no cierto rencor hacia ella, allí quedaron hasta 300 horas mensuales de trabajo durante más de 14 años, una casa con 500 metros de terreno, 120 edificados, quedaba nada más y nada menos que toda una vida de lucha y sacrificios.
Pero mis hijos no comen ladrillos, ni pueden edificar su futuro en un país que para fregar un suelo tienen la desfachatez de pedir mínimo bachillerato a cambio de un contrato precario, un sueldo paupérrimo y oscuras posibilidades de ser algún día un ciudadano de la casi extinta clase media.
Y comenzó el camino de hacer aquí una nueva vida, pagamos los pasajes de mi familia y nos dedicamos a reconstruir muy lentamente la truncada vida familiar, familia reducida a solo 4 integrantes, la cual se agranda de cuando en cuando al llamar a nuestros seres queridos, los niños se adptaron poco a poco, la mayor resolvió sin apuros sus estudios en la ESO, pasando sin problemas incluido el idioma, el más pequeño aún hoy recibe asistencia sicológica debido a la separación de sus abuelos maternos.
LLegamos sin que nos llamaran y así cientos de nosotros se marchan hoy de la comarca, asumiendo la culminación de un ciclo, algunos a sus paises de origen, con parte de su futuro resuelto, otros se marchan a otras comunidades alentados por la posibilidad de conseguir allí sus trabajos.
No hace falta ser muy perpicaz para ver el futuro inmediato de la comarca, una comarca que apostó por segundas residencias, que se dejó seducir por el fácil ingreso a las arcas municipales por permisos de obra, sin importar demasiado la salvaje incursión que sin remedio sufría el medio ambiente.
El ayuntamiento piensa en la construcción de unas 500 viviendas de protección oficial o precio concertado, mientras ellos siguen apostando por más construcciones, me detengo a pensar quiénes serán los que ocupen esas viviendas y más aún: DE QUÉ VIVIRÁN ESAS PERSONAS.
Porque algo es seguro: de la construcción no, de la hostelería......cuántos, de las tiendas......algunos, de los servicios..........algunos más, en definitiva, es posible que los campos destinados a construir viviendas de protección oficial acabarán siendo sembrados o con mucha suerte, se construirán casas de segunda residencia, caras y lejos como siempre del alcnace del bolsillo del ciudadano común.

Acaso existe en la comarca la posibilidad de que alguna industria de mediano tamaño se instale aquí? Está en los planes inmediatos el crear alternativas de trabajo?
Contemplan las autoridades catalanas algún plan de contención ante la creciente desocupación? o los municipios han pensado en sus jóvenes, me refiero a las posibilidades para ellos, además de su espacio para esparcimiento, hacen falta medidas de fondo, medidas responsables, medidas que potencien la comarca en algo más que el turismo.
Hace falta ambición comunitaria, ambición de parte de los pólíticos pero de la justa y equilibrada, en beneficio de muchos y no de unos pocos como hasta ahora.
Mientras tanto, los inmigrantes comenzamos a ser mirados como algo que sobra, como un estorbo.
A muchos se nos vé como un lastre, todo debido a una minoría que abusa del arrendamiento de sus pisos, subalquilando colchones o abusando de las prestaciones sociales, tales como CARITAS en donde acude gante que cobra miles de euros al mes, pero pasa que también existe de parte de los catalanes una cierta tendencia a empujar a los inmigrantes a pedir ayudas, muchas veces sin saber si de verdad lo necesitan.
Hablo por propia experiencia, en la semana blanca tuvimos alguna dificultad de pago y mi esposa hablo con las responsable explicandole lo que sucedía y que demoraríamos un poco en pagarla, la respuesta fue que concurrieramos a servicios sociales o Caritas, claro que dijimos NO, porque una cosa son dificultades y otra recorrer la vía fácil del pedido de ayuda.
El tema es que la comarca está viendo caer y muy rápido la famosa burbuja y comienzan a vernos como verdaderos problemas.
Ahora muchos empresarios ven lo que no veian, la gente sin papeles, los que revientan precios debido a que su plantilla no produce casi gastos, ven los que trabajan por medio duro, ven los hospitales llenos y los inmigrantes en paro o sin trabajo y lo relacionan casi de inmediato con peligro.
Yo llevo hoy 37 dias sin trabajo, me anoté como aspirante a uno, pero no a cobrar el paro, renuncié a mi trabajo tontamente y lo reconozco pero ni el estado ni la sociedad tienen culpa de ello.
Pero al renunciar tomé contacto con la realidad de la falta de trabajo, pero también de la realidad que me lleva a comprobar que si aspiramos a otra cosa que no sea hostelería o construcción, se nos hace difícil y hasta imposible encontrar otra cosa.

Entradas populares de este blog

Sin arraigo por no "participar en redes sociales"

Los extranjeros estrenamos nuevo NIE con chip

La otra cara de la crisis: los inmigrantes hispanoamericanos dejan de enviar dinero a sus familias