DEL DICHO AL TECHO HAY MUCHO TRECHO

Del dicho al techo hay mucho trecho

De la letra al hecho hay mucho trecho: jóvenes que no pueden emanciparse, familias apretujadas, pisos patera, hipotecas inalcanzables, fianzas abusivas en los alquileres y especulación inmobiliaria son algunos de los síntomas que vienen a colasión cuando se trata el tema de la vivienda en España.


Felipe Villa de la Torre

"Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación. La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos (Art. 47 Constitución Española)".

De la letra al hecho hay mucho trecho: jóvenes que no pueden emanciparse, familias apretujadas, pisos patera, hipotecas inalcanzables, fianzas abusivas en los alquileres y especulación inmobiliaria son algunos de los síntomas que vienen a colasión cuando se trata el tema de la vivienda en España. El relator especial de la ONU para la Vivienda, Miloon Kothari, ya lo advirtió a mediados de este año cuando recomendó al Gobierno español que alertara abiertamente a ciudadanos e inversores de que el país "se enfrenta a una grave crisis" inmobiliaria. "El Ejecutivo trabaja en el buen camino, pero debe intervenir más en el mercado e informar claramente de que en unos años llegará una grave crisis que afectará a gran parte de la población", dijo entonces el funcionario que se empapó de la situación inmobiliaria en el país durante varios meses.

La ciudadanía, consciente de que unos pocos se enriquecen con el negocio -incluida la propia Administración, a quien le interesan los dividendos generados por los impuestos de las ventas inmobiliarias más que los de alquileres-, comenzó a movilizarse gracias al trabajo de asociaciones como la Plataforma por una Vivienda Digna (www.viviendadigna. org). Sin embargo, la movilización social que se requiere para zarandear la conciencia política en este asunto -como en tantos otros- debe ser mayor.

Al cierre de esta edición, el Gobierno de la Generalitat de Catalunya anunció la consecución de un pacto por la vivienda, con un horizonte de diez años, que compromete a la Administración en el aporte de 8.221 millones de dólares. Una buena noticia siempre y cuando este capital se insufle en los puntos estratégicos para combatir la especulación. Ahora bien, otras medidas deberían venir acompañadas de ésta, como la ocupación de la vivienda vacía (15% del total) y la reducción de los precios de los inmuebles sociales, entre otras. Si esto no es así, resultaría revelador el famoso lema de las manifestaciones por una vivienda digna: "No tendrás casa en tu puta vida".


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