Mujeres que a diario sacan adelante este país

  • El 54% de los inmigrantes procedentes de América Latina son mujeres.

  • El 91% de las extranjeras trabajan en el sector servicios.

  • 700 mil mujeres inmigrantes trabajan en el servicio doméstico.

El más reciente informe de la Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración nos deja claro que la población extranjera en España tiende a feminizarse. De los 4.926.608 extranjeros que residen en este país, 2.317.158 son mujeres, es decir, un 47%.

Si analizamos concretamente a la población de origen latinoamericano, no hay ninguna duda: las mujeres son mayoría. Las provenientes de América Central y de América del Sur representan un 54% (frente a un 46% de varones) y por países, la mayor proporción se da en dominicanas (60,55%) y bolivianas (60,07%).

MENOS SUELDO MÁS ENVÍOS

Pero, ¿quiénes son estas mujeres? Según el estudio Mujeres en la migración andina hacia países de la Unión Europea y especialmente a España, elaborado por Intermón Oxfam en 2010, se trata de personas entre 23 y 35 años de edad, la mayoría con una escolaridad media completa y un importante número de licenciadas o técnicas superiores. Y aunque, en promedio, perciben salarios menores que los varones inmigrantes, ellas envían más dinero y con más frecuencia a sus familias.

Según un estudio de Remesas.org, las mujeres no sólo aportan alrededor del 60% de las transferencias que los inmigrantes envían a sus países de origen, sino que además destinan aproximadamente el 40% de su salario a estos envíos.

EMPRENDEDORAS

La cochabambina Sonia Pérez conoció a su esposo, también boliviano, en Argentina, el primer destino migratorio de ambos. Empezaron una familia y un día dejaron América Latina con la promesa de un futuro mejor.

Cuando decidieron venir a España, Sonia no se imaginaba lo difícil que iba a ser su nueva realidad: trabajando en casas se ganaba dinero, sí, pero el sacrifico era inmenso. Los dos niños de la pareja no los veían, “prácticamente se estaban criando solos”.

Ella fue la que empezó a darle vueltas en la cabeza a lo de ponerse un negocio y “tener algo propio”. Sabía coser y vio que cada vez más gente arreglaba su ropa en lugar de tirarla. “Ese es el camino”, se dijo.

Ahora, dos años después, su taller de reparación de ropa CrisBella es todo un éxito. En serio. Hay que esperar unos cuantos turnos de gente con pantalones demasiado largos o cremalleras estropeadas para poder hablar con ella. “Hola guapísima”, entra una señora del barrio. “¿Cuándo vengo a por él?”, pregunta un chico sobre el pantalón vaquero de marca que ha dejado arreglando.

Sonia contesta, reparte tickets y, cuando se queda sola, se sienta frente a la máquina de coser. Tiene que aprovechar el tiempo porque lo de recoger a sus hijos en el colegio es sagrado. “Los retiro y los llevo a la casa para comer juntos”, cuenta. “Luego tengo una persona que los ve por las tardes cuando me vuelvo al taller”.

Como su marido tiene un local de frutos secos allí cerca, esta pareja aprovecha los fines de semana para hacer las labores domésticas. Y, aunque reconoce que en su país aún hay machismo, su esposo no está marcado por esa lacra. “Perdió a su madre cuando era pequeño, así que tuvo que aprender a hacer de todo, además después emigró a Argentina solo: él cocina, limpia, arregla. Todo”. Afortunada ella.

La queja generalizada de las inmigrantes latinoamericanas en España es que sus parejas no participan del quehacer de la casa como deberían (es decir: mitad él, mitad ella) y siguen creyendo que ellas son las que deben encargarse de las “cosas de mujeres” como los niños, la limpieza, la comida.

NUEVA GENERACIÓN

Magda Pardo tiene sólo 24 años, pero es de esas mujeres jóvenes que se comen el mundo gracias a una bomba de motivación formada por grandes dosis de esfuerzo, ganas y determinación.

Desde que llegó de Perú, hace seis años, esta luchadora limeña se las ingenia para hacer malabares llevando una vida “sacrificada” en la que, a base de “mucha organización e ilusión por conseguir un futuro mejor”, saca tiempo para estudiar seis horas diarias, trabajar en una tienda seis días a la semana, estudiar inglés, llevar la casa junto a su novio y disfrutar de la vida en pareja “los pocos ratos que me quedan libres”, asegura.

“Desde que llegué a Madrid siempre he trabajado, luego me di cuenta de que si quería conseguir más calidad de vida en el futuro también tenía que estudiar algo con salida profesional”.

Magda se levanta cada día a las 6:45 de la mañana y sus jornadas comienzan en las aulas del colegio Lasalle de Madrid, donde cursa un módulo en gestión comercial y marketing. “A mediodía como en veinte minutos y salgo corriendo al trabajo. No es fácil, tengo más ojeras que hace tres años, pero soy afortunada por tener a toda mi familia aquí y a mi novio”.

Magda admite que no podría hacer ni la mitad de cosas que hace al día si no fuera por el apoyo de su pareja. Sin embargo, siente que a pesar de que ahora los hombres “nos ayudan más, nosotras seguimos teniendo en mente responsabilidades domésticas que ellos pasan por alto. Yo ni siquiera soy madre aún, pero tengo vecinas que son capaces de atenderlo todo, hay muchas mujeres que se multiplican en partes para demostrar que son igual de capaces que cualquier hombre sin dejar de lado la casa ni la familia”.

Cuenta que en su casa procuran repartirse el trabajo con equidad, no obstante asegura que la iniciativa y responsabilidad sobre las tareas domésticas caen de su lado en un 65% de los casos. “Los gastos van casi a medias y él me ayuda mucho, pero en casa sigo siendo yo la que organiza y gestiona”.

Como Sonia y Magda hay millones de mujeres que son un ejemplo de esfuerzo y tenacidad. Usted, por ejemplo, es también una de ellas.

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