Euskadi, tierra prometida para los inmigrantes

La nueva tierra prometida de los inmigrantes se llama Euskadi.

Afectados como ningún otro colectivo por las consecuencias de la crisis económica, los trabajadores extranjeros han alcanzado una cota sin precedentes en la comunidad autónoma -algo más de 65.400 entre ocupados y parados- y comenzado a recuperar de forma paulatina posiciones en su mercado laboral desde el pasado mes de diciembre.

Así, en los once primeros meses de este año han crecido los afiliados a la Seguridad Social, para sumar en noviembre 51.818.

Pero la evolución contrasta vivamente con un incremento del paro en el mismo periodo, ya que la cifra de desocupados registrados en el Inem ha pasado de 10.005 a 13.590 personas.

Esta aparente evolución contradictoria -más afiliados a la Seguridad Social, pero también más desempleados- se debe a la incorporación de nuevas remesas de inmigrantes al mercado laboral de la comunidad autónoma vasca, cuya tasa de paro es una de las más bajas de España -11,55% frente a una media nacional de 17,93%- y ejerce como factor de atracción. Los extranjeros sufren más el desempleo que los nacionales -unos siete puntos más, alrededor del 20% en Euskadi y cerca del 28% en España-, pero la movilidad geográfica no es un obstáculo para los trabajadores foráneos, que buscan cualquier tipo de empleo allá donde pueda haber una oportunidad en estos tiempos de crisis, la más dura y pronunciada desde la Gran Depresión de 1929.

Lo que nadie quiere

Al igual que ha pasado en los últimos años, los inmigrantes acceden al mercado laboral del país de acogida desde los puestos menos atractivos, por su penosidad, su bajo salario u otras circunstancias, y esa situación se ha acentuado en el País Vasco cuando está a punto de concluir el ejercicio. Entre los sectores menos atractivos, tan sólo la construcción ha perdido presencia de extranjeros.
En cambio, este colectivo ha crecido en actividades de las que hace ya muchos años huyen los trabajadores nacionales: la pesca, la hostelería y la ocupación de empleadas de hogar.

En el primer caso, los inmigrantes que se enrolan en pesqueros vascos han pasado de 269 a 358 en sólo once meses, lo que representa un alza del 33%. En la hostelería, los trabajadores afiliados al régimen general y autónomos han crecido en casi 700, para pasar a sumar 7.906. Y las que cotizan como empleadas de hogar ya suman 6.867, una actividad al alza con 347 más que enero. Por el contrario, ha caído por encima de un 21% la presencia de trabajadores extranjeros en la industria, donde son ahora 5.020, y en la construcción, sector en el que están afiliados a la Seguridad Social 9.504.

Pese a ello, el recelo hacia los inmigrantes no deja de crecer entre la población autóctona, impulsado por la recesión económica. El último barómetro elaborado por el Observatorio de la Inmigración constata que el 41% de los ciudadanos vascos piensa que la afluencia de inmigrantes provocará una reducción de los salarios y concluye que crece el temor a que los extranjeros se conviertan en posibles competidores en el mercado laboral.
¿Qué ha pasado, entretanto, en el conjunto del mercado laboral vasco? Pues que en estos meses la afiliación ha caído el 2,8% en cifras medias mensuales, que son las utilizadas en el caso de los inmigrantes, para situarse en 938.271. ¿Y en España? Aquí la evolución es paralela, aunque los inmigrantes pierden menos el empleo que los nacionales; su cifra de afiliados se situó en 1.863.344 en noviembre, mientras que el descenso global ha sido mayor en el conjunto del sistema, con 17.847.669 asociados.

Enorme flexibilidad

Que el mercado laboral de inmigrantes es muy flexible lo demuestra la evolución de este colectivo por nacionalidad.

Si se toman en cuenta los países con más de mil ocupados en Euskadi, en los diez primeros meses de este año han crecido los portugueses -que siguen siendo la nacionalidad más importante-, los rumanos, italianos, bolivianos, chinos y peruanos, mientras que ha bajado la presencia de franceses, colombianos -país no comunitario con más trabajadores en la comunidad autónoma- y los argentinos y brasileños, además de ecuatorianos y marroquíes.

Los datos se refieren siempre a trabajadores ocupados que cotizan a la Seguridad Social. Es difícil de calcular cuántos trabajan en la economía sumergida, que siempre han estado ahí, y más ahora, con la recesión. Algunas fuentes han estimado en más de 2.000 los transfronterizos -casi todos portugueses- empleados en la construcción que se trasladan desde su país todas las semanas a las obras de Euskadi y cotizan al otro lado de la frontera.

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