"Vuelvo a ser emigrante"

Claudia Zavaleta, arquitecta argentina de 55 años, pasaba por España camino del Reino Unido hace 19 años y se quedó. Terminó en Sevilla, de donde ya dice que es. Pero un cúmulo de circunstancias le obliga a dejar la ciudad y el país, aunque no pierde la esperanza de que sea solo temporal. Se va a Argentina o a Uruguay, depende de donde consiga volver a rehacer su vida profesional.

Aquí, no sabe por qué, no encuentra trabajo, pese a tener experiencia en arquitectura, urbanismo, paisaje y medio ambiente. Pese a todo, rezuma optimismo. Prefiere ver su marcha como algo positivo y transitorio: "Vuelvo a ser emigrante, pero es una oportunidad".

"La crisis es una ocasión para cambiar las cosas que no funcionan". Así ve la situación Claudia desde su estudio en el centro de Sevilla, al que se resiste a renunciar. Su espíritu, cercano a lo libertario, le ha llevado a rechazar puestos en la Administración -"Es bueno no estar implicado en las instituciones porque permite mantener tu libertad", afirma-, a negarse a participar en promociones inmobiliarias especulativas y a ser muy beligerante contra el machismo. Con otras profesionales, fundó en Sevilla la asociación de mujeres urbanistas Grupo Sururbana "para dar voz a las profesionales". "Vivir como vivo implica muchas renuncias", reflexiona.

La situación de Claudia refleja realidades advertidas en los informes sobre inmigración: procede de Sudamérica, zona a la que están volviendo la mayoría de inmigrantes, se va motivada por la difícil situación económica española y no tiene más oportunidades por el hecho de llevar más tiempo aquí.

Lamenta los perjuicios que causará esta situación a Sevilla, su ciudad. "Con la marcha de los inmigrantes, el ecosistema se empobrece", resume con un símil relacionado con su pasión por el medio ambiente. "La riqueza que aportamos es la diferencia", afirma para defender que la presencia de los inmigrantes aporta mucho más que la mera contribución económica. Y ella es un buen ejemplo. Se quedó para mejorar las cosas, colaboró con la formación de las nuevas generaciones de arquitectos y escribió, con Francisco García Novo, Paisaje y urbanismo de la Expo.

Pero cree que la situación no le deja más salida que volver a intentarlo, aunque no entiende "por qué le falta trabajo a una persona que hace las cosas bien". Sospecha que hay algo de machismo y de prejuicios que, si ya no se reflejan tanto en lo social, sí se traslucen en lo profesional. "Allí [Argentina] hay trabajo si eres competitivo". "Intentaré tener un pie aquí", concluye.